¡“SI MI MADRE SE QUEDA EN SU CUARTO,
NO LE HUBIERA PASADO NADA DE NADA”!
El espeluznante
relato de Juanito
Raúl Mestre
La historia de Juan Sénior Szlapack, ese joven
que a los 29 años de edad; que estaba
obsesionado por convertirse en mujer y decía que se parecía a Carolina de
Mónaco, parece que no aburre a los barranquilleros, pues constantemente muchas son las personas que me piden que
escriba sobre lo ocurrido el día 30 de noviembre de 1981, cuando este joven a
quien llamaremos “Juanito” mató a su padre, Juan Sénior Hanchush, un
anciano de 83 años, y a su madre, María Szlapack, de 62.
Bueno, yo tampoco me aburro ni me canso de decir que el mismo
día del crimen, Arturo Donado y yo, quienes en esa época, cubríamos “Crónica Roja” en el diario La
Libertad, nos metimos a la casa donde
había ocurrido el parricidio simulando que éramos agentes del F-2 y entrevistamos a Miriam Ortega, la
joven empleada del servicio por eso la
muchacha nos contó que “A las cuatro de
la mañana de ese 30 de noviembre de 1981, Juan Sénior, padre, la
llamó para preguntarle por qué no había
colocado el candado en la puerta
que conectaba el garaje con la cocina “Y yo se lo puse”.
Después de unos largos minutos la joven mujer relata que escuchó
el rechinar de las llantas del automóvil Dodge Alpine blanco de Juanito, regresando
a la casa, pero no lo entró, sino que
lo dejó estacionado enfrente y sigilosamente se metió dentro de la casa”.
Después de eso, ella dice que escuchó unos gritos al parecer del viejo,
pero como eso era tan frecuente, estaba acostumbrada a esos altercados, porque Juanito
insistía en pedirles dinero a sus papás y ellos, en algunos casos, se negaban a
darle por su dependencia a la marihuana, y al LSD” por eso no le puso mayor atención a esos gritos.
Bueno pero ¿Qué pasó
entre la noche del 29 y la mañana del 30 de noviembre de 1981? Ese mismo día nos contaron que el 29 de
noviembre, entre las 9:30 y 10 de la noche, Juanito visitó a Daniel Rada, un
amigo la familia para proponerle que matara a sus padres y que le pagaría
lo que fuera por su trabajo. Daniel Rada no tenía vínculo alguno con este tipo
de delitos y por lo tanto no solo se negó sino que se rió de las locuras
de ese muchacho .Ante la negativa del señor Rada, Juanito salió enfurecido para
su casa y al llegar le preguntó a Miriam: ¿Qué hora es? Miriam, le
respondió que eran las 10 y 15 y le agregó: “No dejes el carro afuera que te lo
pueden robar” pero Juanito le respondió: “Todavía no me voy a dormir, yo
lo cuido desde arriba”. Dijo señalando el segundo piso de la casa.
Miriam Ortega, la domestica, convencida que nosotros éramos
detectives nos hizo pasar y nos contó todo lo que pasó esa noche. Incluso nos
mostró el álbum de fotos de la familia. Por eso al día siguiente fuimos el
único medio que publicó la foto, cuando Juanito hizo la primera comunión. La domestica
nos contó que antes que Juanito llegara, ella les preparó, a los señores, como
era costumbre, un café con leche, pan tajado y mortadela: “Luego los señores
subieron a las alcobas que están en el segundo piso. En la mesa quedaron los
platos, los pocillos y un cuchillo. “A
las 5:00 me sorprendió que don Juan, no hubiera abierto la puerta, como lo
hacia todas las mañanas.. Entonces me asomé y vi que la puerta ya no tenía el candado puesto. Eso me pareció
muy raro porque Don Juan, abría la puerta y enseguida me llamaba. Nerviosa, no
se por qué, me asomé y vi que en la mesa estaban los platos, los pocillos, pero
no estaba el cuchillo. Me dio miedo y me encerré en mi alcoba que esta
ubicada en el patio de la casa. Esperé un rato encerrada hasta que oí que me
tocaron la puerta, pero no era el toque de Don Juan y me asome por debajo y vi
unos pies descalzos que de inmediato reconocí que eran los de Juanito. Yo le
tenía miedo. Lo dejé que golpeara hasta el cansancio, pero no abrí porque tenía
miedo. Luego, Juanito prendió el carro para hacerme creer que se iba, me quiso
engañar. Pero yo no sé por qué presentía que me quería hacer daño. Después
sentí que dejó el carro afuera y nuevamente escuché sus pasos que venían
nuevamente para mi alcoba. Me volvió a tocar, pero como yo no abría, se
aburrió, se embarcó en el carro, lo prendió y se fue. “Entonces corrí
hasta la paredilla y grité con todas las fuerzas de mi alma. Pedí auxilio a los
vecinos, quienes de inmediato me invadieron la casa. Enseguida les expliqué lo
que estaba ocurriendo y uno de ellos me dijo que la noche anterior vieron a “Juanito”
vestido de mujer; bailando en la terraza. Ellos fueron los que llamaron a la
policía. “Le pedí a Rosalba, una
amiga que me ayudara”. Luego cuando
llegó la policía los agentes subieron al segundo piso y encontraron los cadáveres en
el baño”. (Según el informe del Instituto Nacional de Medicina Legal,
regional norte, los padres de Juanito, murieron
no por múltiples cuchilladas en el cuello como se había especulado en los
medios de comunicación, sino por “Un gran choque hemorrágico ocasionado por las
cortaduras de las venas del cuello y de los brazos”). El papá de “Juanito”
presentaba 8 heridas producidas por arma corto punzante y cuatro hematomas, y
su señora madre, dos heridas y tres hematomas. Lo que indicaba que la pareja de
ancianos murieron por cortes, sin apuñalear, que los hizo desangrar lentamente,
lo que les provocó una muerte tortuosa y agónica. Después del macabro
hallazgo, la policía dispuso un
operativo policial que terminó con la captura del parricida a unas 20 cuadras de su casa en el
Barrio El Golf, cuando regresaba a su casa, a eso de las 6:00 de la mañana, con
dos grandes bolsas plásticas, en busca de los cadáveres de sus padres, con el
fin desaparecerlos Sin embargo, a Juanito, solo lo vine a conocer en las antiguas instalaciones del F-2 pocas horas
después del crimen, visiblemente lúcido y con una franela que decía
“Revoliatico” contando que primero le pegó a su padre en la cabeza, con la tapa
del inodoro y que lo mismo hizo con su madre, quien había salido de su cuarto
al escuchar los ruidos. “Si ella se queda encerrada no le hubiera pasado nada”.
Y agregó que cuando sus padres estaban indefensos en el piso, bajó a la cocina, tomó el cuchillo que dejaron sus padres luego de la cena y lo asestó en la humanidad
de los ancianos hasta dejarlos sin respiración. “Quedaron desfigurados de
tantos cuchillazos”. Claro que varios días después, Juanito buscaba
excusas para el crimen dijo: “Ese día mis padres comenzaron a atarme. Con un
cuchillo yo me defendí, ellos quedaron aporreados y se fueron al suelo, yo al
verlos que estaban extremadamente golpeados, les saqué la sangre de las
arterias y a causa de que les paré la sangre del corazón murieron, me di cuenta
que agonizaban y de esa forma fue el fin de ellos”. Al día siguiente de
ocurridos los hechos, a las 12 del mediodía, sus padres eran sepultados
en el Cementerio Jardines del Recuerdo, mientras en la Cárcel Municipal para Varones, yo le solicitaba al director Dr. Luis Eduardo
Cerra Jiménez, una entrevista con Juanito
sin sospechar que aquel sería el
día mas horrible de mi vida. El guardián encargado de conducirme hasta donde
estaba el parricida, tuvo la genial idea
de ponerle candado a la reja y
encerrarme con el parricida…ahí perdí el
año. Al verme ahí encerrado con quien horas antes había matado a sus
padres, no fui capaz de preguntarle
nada. Mas adelante el magistrado Pepe Torres, Q.E.P.D. (uno de los abogados mas
prestantes de Colombia) se apartó del concepto de la juez y del perito Carol
Rumie, y en magistral providencia lo juzgó como inimputable y bajo esa tesis, el 27 de noviembre de 1986, Juan Sénior Szlapack
“Juanito” fue sentenciado a permanecer
recluido en un establecimiento psiquiátrico. Inicialmente estuvo interno en el
Anexo Psiquiátrico de la Penitenciaría de Colombia “Picota” donde fue atacado
brutalmente por otro interno que le cortó la cara con una segueta. Hoy, con 60
años de edad, Juanito pasa sus días en el Cari en Barranquilla