martes, 5 de junio de 2012


¡“SI MI MADRE  SE  QUEDA  EN SU CUARTO,
   NO LE HUBIERA PASADO NADA DE  NADA”!
El  espeluznante relato de Juanito

Raúl Mestre
La  historia de Juan Sénior Szlapack,  ese  joven que a los 29 años de edad; que  estaba obsesionado por  convertirse en mujer y decía que se parecía a Carolina de Mónaco, parece que no aburre a los barranquilleros, pues constantemente  muchas son las personas que me piden que escriba  sobre lo ocurrido el día  30 de noviembre de 1981, cuando este joven a quien llamaremos “Juanito”  mató a su padre, Juan Sénior Hanchush, un anciano de 83 años, y a  su madre, María Szlapack, de 62.
Bueno, yo tampoco me aburro ni me canso de decir que el mismo día del crimen, Arturo Donado y yo,  quienes en esa época,  cubríamos “Crónica Roja” en el diario La Libertad,  nos metimos a la casa donde había ocurrido el parricidio simulando que éramos agentes del F-2  y entrevistamos a  Miriam Ortega, la joven empleada del servicio  por eso la muchacha  nos contó que “A las cuatro de la mañana de ese  30 de noviembre de 1981, Juan Sénior, padre, la  llamó  para preguntarle por qué no había  colocado el candado en  la puerta que conectaba el garaje con la cocina “Y yo se lo puse”.
Después de unos largos minutos la joven mujer relata que escuchó el rechinar de las llantas del automóvil Dodge Alpine blanco de Juanito, regresando a la casa, pero no lo entró,  sino que lo  dejó  estacionado enfrente  y  sigilosamente se metió dentro de la casa”. Después de eso, ella dice que escuchó unos gritos  al parecer del viejo,  pero como eso era tan frecuente,  estaba  acostumbrada a esos altercados, porque Juanito insistía en pedirles dinero a sus papás y ellos, en algunos casos, se negaban a darle por su dependencia a la marihuana,  y al LSD” por eso  no le puso mayor atención a esos gritos.
Bueno pero  ¿Qué pasó entre la noche del 29 y la mañana del 30 de noviembre de 1981?  Ese mismo día nos contaron que el 29 de noviembre, entre las 9:30 y 10 de la noche, Juanito visitó a Daniel Rada, un amigo la familia  para proponerle que matara a sus padres y que le pagaría lo que fuera por su trabajo. Daniel Rada no tenía vínculo alguno con este tipo de delitos y por lo tanto  no solo se negó sino que se rió de las locuras de ese muchacho .Ante la negativa del señor Rada, Juanito salió enfurecido para su casa  y al llegar le preguntó a Miriam: ¿Qué hora es? Miriam, le respondió que eran las 10 y 15 y le agregó: “No dejes el carro afuera que te lo pueden robar” pero Juanito le respondió: “Todavía no  me voy a dormir, yo lo cuido desde arriba”. Dijo señalando el segundo piso de la casa.
Miriam Ortega, la domestica, convencida que nosotros éramos detectives nos hizo pasar y nos contó todo lo que pasó esa noche. Incluso nos mostró el álbum de fotos de la familia. Por eso al día siguiente fuimos el único medio que publicó la foto, cuando Juanito hizo la primera comunión. La domestica nos contó que antes que Juanito llegara, ella les preparó, a los señores, como era costumbre, un café con leche, pan tajado y mortadela: “Luego los señores subieron a las alcobas que están en el segundo piso. En la mesa quedaron los platos, los pocillos y un cuchillo. “A las 5:00  me sorprendió que don Juan, no hubiera abierto la puerta, como lo hacia todas las mañanas.. Entonces me asomé y vi que la puerta  ya no tenía el candado puesto. Eso me pareció muy raro porque Don Juan, abría la puerta y enseguida me llamaba. Nerviosa, no se por qué, me asomé y vi que en la mesa estaban los platos, los pocillos, pero no estaba el cuchillo.  Me dio miedo y me encerré en mi alcoba que esta ubicada en el patio de la casa. Esperé un rato encerrada hasta que oí que me tocaron la puerta, pero no era el toque de Don Juan y me asome por debajo y vi unos pies descalzos que de inmediato reconocí que eran los de Juanito. Yo le tenía miedo. Lo dejé que golpeara hasta el cansancio, pero no abrí porque tenía miedo. Luego, Juanito prendió el carro para hacerme creer que se iba, me quiso engañar. Pero yo no sé por qué presentía que me quería hacer daño. Después sentí que dejó el carro afuera y nuevamente escuché sus pasos que venían nuevamente para mi alcoba. Me volvió a tocar, pero como yo no abría, se aburrió, se embarcó en el carro, lo prendió y se fue. “Entonces corrí hasta la paredilla y grité con todas las fuerzas de mi alma. Pedí auxilio a los vecinos, quienes de inmediato me invadieron la casa. Enseguida les expliqué lo que estaba ocurriendo y uno de ellos me dijo que la noche anterior vieron a “Juanito” vestido de mujer; bailando en la terraza. Ellos fueron los que llamaron a la policía.  “Le pedí a Rosalba, una amiga  que me ayudara”. Luego cuando llegó la policía  los agentes subieron  al segundo piso y encontraron los cadáveres en el baño”. (Según el informe del Instituto Nacional de Medicina Legal, regional norte,  los padres de Juanito, murieron no por múltiples cuchilladas en el cuello como se había especulado en los medios de comunicación, sino por “Un gran choque hemorrágico ocasionado por las cortaduras de las venas del cuello y de los brazos”). El papá de “Juanito” presentaba 8 heridas producidas por arma corto punzante y cuatro hematomas, y su señora madre, dos heridas y tres hematomas. Lo que indicaba que la pareja de ancianos murieron por cortes, sin apuñalear, que los hizo desangrar lentamente, lo que les provocó  una muerte tortuosa y agónica. Después del macabro hallazgo,  la policía dispuso un operativo policial que  terminó  con la captura del  parricida a unas 20 cuadras de su casa en el Barrio El Golf, cuando regresaba a su casa, a eso de las 6:00 de la mañana, con dos grandes bolsas plásticas, en busca de los cadáveres de sus padres, con el fin desaparecerlos Sin embargo,   a  Juanito, solo lo vine a conocer  en las antiguas instalaciones del F-2 pocas horas después del crimen, visiblemente lúcido y con una franela que decía “Revoliatico” contando que primero le pegó a su padre en la cabeza, con la tapa del inodoro y que lo mismo hizo con su madre, quien había salido de su cuarto al escuchar los ruidos. “Si ella se queda encerrada no le hubiera pasado nada”. Y agregó que cuando sus padres estaban indefensos en el piso,  bajó a la cocina,  tomó el cuchillo que dejaron sus padres  luego de la cena y lo asestó en la humanidad de los ancianos hasta dejarlos sin respiración. “Quedaron desfigurados de tantos cuchillazos”. Claro que varios días después, Juanito buscaba excusas para el crimen dijo: “Ese día  mis padres comenzaron a atarme. Con un cuchillo yo me defendí, ellos quedaron aporreados y se fueron al suelo, yo al verlos que estaban extremadamente golpeados, les saqué la sangre de las arterias y a causa de que les paré la sangre del corazón murieron, me di cuenta que agonizaban y de esa forma fue el fin de ellos”. Al día siguiente de ocurridos los hechos, a las 12 del mediodía,  sus padres eran sepultados en el Cementerio Jardines del Recuerdo,  mientras en la Cárcel Municipal para Varones,  yo le solicitaba al director Dr. Luis Eduardo Cerra Jiménez,  una entrevista  con Juanito  sin  sospechar que aquel sería el día mas horrible de mi vida. El guardián encargado de conducirme hasta donde estaba el parricida, tuvo la genial  idea de  ponerle candado a la reja y encerrarme con el parricida…ahí  perdí el año. Al verme ahí encerrado con quien horas antes había matado a sus padres,  no fui capaz de preguntarle nada. Mas adelante el magistrado Pepe Torres, Q.E.P.D. (uno de los abogados mas prestantes de Colombia) se apartó del concepto de la juez y del perito Carol Rumie, y en magistral providencia lo juzgó  como inimputable y bajo esa tesis, el  27 de noviembre de 1986, Juan Sénior Szlapack “Juanito” fue  sentenciado a permanecer recluido en un establecimiento psiquiátrico. Inicialmente estuvo interno en el Anexo Psiquiátrico de la Penitenciaría de Colombia “Picota” donde fue atacado brutalmente por otro interno que le cortó la cara con una segueta. Hoy, con 60 años de edad, Juanito  pasa sus días en el Cari en Barranquilla