El 3 septiembre del 2012 cuando
mataron a Griselda Blanco, pocos sabían que esta señora era una narcotraficante
que en los años 70 y 80 era conocida
como ‘La Reina de la Coca’. Griselda
Blanco tenía 69 años y fue atacada por un individuo montado en una
motocicleta al salir de una carnicería. ‘La Reina de la Cocaína’ se había
casado con un joven al que supuestamente mató en los años 70 a
raíz de una discusión, y a partir de ese momento asumió los negocios delictivos
de su marido, dedicándose a captar ‘mulas’ que llevasen marihuana y cocaína a
otras ciudades de Colombia y a Norteamérica. Después se fue a Estados Unidos,
donde continuó con el tráfico de drogas y acabó siendo conocida como la ‘Viuda
Negra’, ya que supuestamente ordenó el asesinato de otro hombre con el que
había contraído matrimonio. A mediados de los 70 se alió con Pablo Escobar
Gaviria, que era el jefe del desaparecido Cartel de Medellín y la apodó ‘La
Madrina’.
Blanco, acusada del asesinato de
varios narcotraficantes, fue detenida en Los Ángeles en 1984 y al año siguiente
fue condenada a 20 años de cárcel por tráfico de drogas, de los cuales cumplió
18.
En 2004 fue deportada a Colombia,
donde se instaló en una lujosa casa en Medellín. En su país no tenía cuentas
pendientes con la Justicia, con la que había colaborado, y, según su familia,
ya no tenía vínculos con la delincuencia organizada.
De sus cuatro hijos –a uno de los
cuales llamó Michael Corleone por el protagonista de la película ‘El Padrino’–,
dos fueron asesinados y uno cumple condena en una prisión estadounidense. –
Mucho antes que el capo de la droga Pablo Escobar fuera el narco más buscado de
Colombia, una mujer de origen humilde, que tartamudeaba un poco y era pequeña y
rolliza, ideó la “exportación” de cocaína a Estados Unidos y dictó cátedra
entre los sicarios de los años ’70 matando a varios rivales, pistola en mano.
Seguidora de la película “El
Padrino”, Griselda Blanco, se hacía llamar “La Madrina”, y tuvo un hijo al que
bautizó “Michael Corleone”. Pero ella misma fundó un estilo que la convertiría
en una de las más sanguinarias y excéntricas narcotraficantes de las últimas
décadas.
Según el libro “Mujeres perversas
de la historia”, Griselda es la criminal “más fascinante que la DEA ha
perseguido en toda su historia”.Su estilo exuberante la llevó a disfrutar su
fortuna ilícita con joyas carísimas, algunas de las cuales pertenecieron a
Evita Perón; y llegó a comprarse más de 300 pares de zapatos. No contenta con eso,
solía tomar té en un juego de porcelana que perteneció a la Reina Isabel,
viajaba en limusina blindada y se sometió a operaciones plásticas en numerosas
ocasiones.De origen muy pobre, fue hija de una sirvienta y de un hacendado que
la privó de apellido. De niña fue carterista en Medellín, sufrió hambre y
violencia hasta que conoció a Carlos Trujillo, un falsificador de documentos
que facilitaba el ingreso ilegal de colombianos a Estados Unidos. Con él
tendría tres hijos y se trasladaría a Nueva York.
De sexualidad volátil, Griselda
pronto encontraría un amante, Alberto Bravo, un criminal “emprendedor”,
interesado en el negocio del futuro: la cocaína. Era 1968.
Trujillo murió en 1970, víctima
de una hepatitis. Entonces, Griselda volvería a Colombia, para quedarse con
Bravo y comenzar a idear cómo ingresar coca a Estados Unidos. Su éxito sería
tal que se convertiría en la principal proveedora colombiana de la mafia de
Nueva York.
Escondió la droga en lugares
inimaginables para la época. Creó compartimentos especiales para la ropa
interior que llevaban jóvenes reclutadas como correo humano, y escondió la
droga en los tacones de sus zapatos. Su golpe maestro, sin embargo, sería el
envío de mil kilos del alcaloide en el buque Escuela Gloria, de la armada colombiana,
que atracó en Miami como parte de una regata internacional en 1976, que
celebraba los 200 años de independencia americana.
Sin embargo, Griselda cometería
el error más caro de un capo narco. Comenzó a consumir coca, lo que aumentó su
paranoia. A raíz del decomiso de un vuelo que partía desde Cali a Estados
Unidos con 600 kilos de droga, el mayor embargo de toda la historia –hasta
entonces- del narcotráfico colombiano, Griselda ordenó una masacre de
traficantes en Miami. Al menos 40 fueron acribillados y desmembrados.
También mataría a lavadores de
dinero y a acreedores que no pagaban sus cuentas a tiempo. Y, por su propia
mano, mataría también a su esposo, en medio de una discusión en la calle.
Pronto vendría otro amante y
marido: Darío Sepúlveda, un sicario profesional, quien sería el padre de
Michael Corleone.
Una fecha clave en la biografía
de la Madrina sería julio de 1979, cuando ocurrió la Masacre de Dadelan. A
plena luz del día, en un concurrido mall, serían ejecutados a tiros dos
enemigos de la Reina de la Droga. El hecho coronó la fama de Miami como la
ciudad más violenta de Estados Unidos.
La DEA estaba sobre la pista de
la Madrina. A principios de los ’80, el abuso de las drogas y del alcohol
hicieron de Griselda una presa fácil para los agentes. Aficionada a las orgías
sexuales salvajes, con mucha droga y alcohol, cuando la anfitriona se
emborrachaba y superaba su consumo diario de coca, enumeraba con detalles cada
muerte que llevaba sobre su conciencia.
Poco después Griselda se separó
de Darío, quien partió con Michael Corleone a Colombia. Allí la policía abatió
al sicario, y Griselda recuperó a su hijo menor con altísimos sobornos. Luego
de una década de pesquisas, la Reina de la Coca fue arrestada en Florida, y
enjuiciada en un proceso al parecer irregular. Por sus crímenes los fiscales
pedían, al menos, la silla eléctrica. En cambio, recibió 25 años de reclusión
en Estados Unidos.
El 6 de junio de 2004, luego de
20 años de reclusión, la Madrina fue puesta en libertad y deportada a Colombia
donde, irónicamente, no tenía ninguna causa penal pendiente.