lunes, 25 de mayo de 2009

EN LA UNIVERSIDAD LIBRE TODOS SABIAN QUE ESTABAN MATANDO A LOS BASURIEGOS PARA VENDER SUS ORGANOS

RaúlMestre.

Superados los temores por acciones judiciales, venganzas o prejuicios sociales, hoy después de tantos años, puedo decir que en la Libre, eran muy pocos los que no sabían que los celadores mataban a los “basueriegos” para vender sus cuerpos a la Universidad.
Por eso cuando aquel 2 de Marzo de 1992, “domingo de carnaval”, para mas señas, se rumoraba que un grupo de celadores de la Universidad Libre, fueron sorprendidos cuando asesinaban a garrote a humildes recogedores de cartón, con el fin de vender sus cuerpos y sus órganos, para la practica de los estudiantes, muy pocos se sorprendieron. Sabían cómo era el negocio. De manera que cuando once cuerpos de los mal llamados “basuriegos, o indigentes”, fueron descubiertos por investigadores en el anfiteatro de la Universidad Libre, no nos sorprendimos y le dimos credibilidad al dicho de Óscar Hernández, un negro que escapó de un cuarto frío”, donde lo tiraron los celadores creyéndolo muerto y denunció el hecho ante las autoridades.
El indigente relató en un cassette que Arturo Donado, colega con quien compartimos todas estas historias, aun conserva, dijo: “El sábado de Carnaval yo estaba recogiendo latas de cerveza y como a la 1:30 de la mañana pasé por la Libre y un celador me dijo: ‘Negro: ¿Tú recoges cartón?’ Sí, le contesté. ‘Bueno, entra. Allá adentro hay un poco, llévatelos’. Entré, me agaché y de pronto sentí varios tipos encima con trancas y yo gritaba: ¡Dios mío, auxilio! Entonces me dieron un tiro pero me traspasó la oreja y creyeron que estaba muerto. Me cogieron por los pies y me metieron a un cuarto”.De ese cuarto el indigente huyó despavorido y en su camino se encontró con un policía perteneciente al C.A.I que está por los lados de la Catedral y le contó lo que le había pasado.
El agente ante semejante relato; pidió ayuda a sus compañeros y fue así como se descubrió que a los indigentes los celadores los engañaban bajo la artimaña de que entraran a la Universidad para regalarles botellas y cartón, y luego cuando estaban dentro los mataban a trancazos como a los cerdos.

En el anfiteatro de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre, fueron encontrados los cadáveres de conocidos indigentes como Elizabeth Escobar, María Hidalgo, Manuel Barroso, Javier Rojas, ‘La Chupi-Chupi’, ‘El Guajiro’, ‘El Chino’, ‘La Chinita’, ‘El Samario’, ‘La Caleña’ —quien estaba embarazada— y ‘El Patiseco’ cuyos cuerpos no tenían más de 20 días de estar en el anfiteatro, mientras que la Universidad oficialmente no recibía cadáveres desde el 29 de diciembre de 1989, es decir, no había una explicación para que esos cuerpos estuvieran allí.
Después de la investigación vinieron las detenciones, del preparador de cadáveres Santander Sabalza, del jefe de Seguridad, Pedro Viloria, de los vigilantes Saúl Hernández, Armando Urieles y Sebastián Cuello. También fue detenido el síndico Eugenio Castro, quien fue defendido por el penalista Miguel Bolívar Acuña y absuelto en la audiencia pública que se extendió durante tres meses porque eran ocho defensores y estos se excusaban para dilatar el fallo y como si eso fuera poco nombraron siete voceros, por ello constantemente el representante del Ministerio Público y la parte civil en cabeza del abogado Juan Yidy Abudinen se quejaban.

Sin embargo ninguna de esas “estrategias” pudo detener la sentencia condenatoria que finalmente caería contra todos los sindicados por los delitos de homicidio agravado
El horroroso caso de la Universidad Libre, se convirtió en un caso tan monstruoso que todavía en estos momentos pocos alcanzan a explicarse