sábado, 20 de noviembre de 2010

LAS CLASES DE HISTORIA PATRIA

Lo primero que hacia mi abuela, apenas se levantaba, era prender el viejo radio Phillips, de tubos, para escuchar las noticias de Marcos Pérez, su locutor preferido, mientras que yo, con cuatro o cinco añitos, me negaba a escuchar esa retahíla de informaciones relacionadas con la política local.
Pero, ella, en lugar de entenderme, me sentaba en un taburete de esos que tenían el fondo de piel de vaca, el cual siempre estaba en la cocina, y mientras hacía el café empezaba a torturarme, perdón a preguntarme: Dígame Raúl Fernando: ¿cómo se llama el alcalde de Barranquilla?
-¿Simón Bolívar! Le respondía
Y, ahí mismo, mi abuela, furiosa dejaba la tasa de café a un lado, se agachaba, me miraba indignada, se quitaba la chancleta y me daba tres chancletazos diciendo: ¡Pa que no sea bruto!
No se si será por esos chancletazos que me dio mi abuela, fue que yo le cogì una "cola" tremenda a Simon Bolívar, hasta el punto que no podía ni verlo en aquellas fotos grandisimas que había en la rectoría del colegio
Por eso era que después, en la clase de historia patria, cuando la seño Anita, tan querida ella, me preguntaba: Mestre ¿Cómo se llama el libertador? Yo la miraba, bajaba la cabeza y no contestaba. Y ella furiosa se ponía las manos en la cabeza y me decía: ¡Mestre! Por Dios, Ud. Por qué es tan bruto? Yo ayer le dije como se llamaba. ¿Por qué se le olvida?
Yo, quien toda la vida he tenido unos buenos mecanismos de defensa, respondía: “Yo si se” ¿Y sabe por que no dice? Reclamaba la seño Anita mirando a todos los alumnos.
¡Eche! , tu crees que yo soy marica, -respondía yo abriendo los ojos- si digo que es Simón Bolívar, entonces cuando llegue a la casa, mi abuela me jode con la chancleta!

Hoy están de moda el minicuento, el microrrelato, y ese texto va por ahí, en esa dirección. Le falta adobarlo un poco --dos o tres renglones-- con descripciones de sitios y perso