LA GUERRA ENTRE LOS CARDENAS Y LOS VALDEBLANQUEZ
¡¿Cómo fue la guerra entre los
Cárdenas y los Valdeblánquez?!
En esta iglesia empezó el conflicto
Raúl Mestre.
Hace 39 años, empezó la guerra entre “los Cárdenas y los Valdeblánquez”. Todo comenzó en Dibulla, una población al sur occidente de Riohacha y produjo tanto dolor y muerte que en el pueblo nadie quiere recordarla, ni hablar sobre ella.
Los jóvenes de hoy, escuchan sobre la “guerra entre Cárdenas y Valdeblánquez” pero muy pocos saben que originó el conflicto, ni como se desarrollaron los hechos. Sin embargo, esta guerra hace parte de la historia de Barranquilla y Santa Marta, por eso hoy empezamos ha contarlo todo: Fue un sábado 9 de Mayo de 1.970, es decir, hace 39 años, cuando Roberto Cárdenas Ducatt, dejó plantada en el atrio de la iglesia de Dibulla, a una jovencita de la familia Valdeblánquez.
Aquel hecho provocó una serie de venganzas, un número indeterminado de muertos -algunos dicen que fueron más de cien- y se dice que los ganadores fueron los Valdeblánquez, al dejar a los Cárdenas reducidos a una “tropa de viudas y huérfanos”. Sin embargo, otras personas como Pedro Richulli, el popular “Pello Ron”, quien se presentaba a mi casa a las seis de la mañana, me decía: ¡Las guerras no las gana nadie, las guerras no son buenas, ni ganándolas!
Si bien el conflicto lo originó el caso de la iglesia, la guerra entre los “Cárdenas y los Valdeblánquez “ comenzó en firme una tarde en que a Vladimiro Gómez Ducatt, le propinaron más de diez tiros, en diferentes partes del cuerpo, cuando se encontraba acostado en una hamaca, en una finca cerca a Dibulla.
Se recuerda que cuando Argemiro Cárdenas Ducatt, su primo, vió a los tipos que llegaron a la finca, armados hasta los dientes, se escondió, sabía a qué venían , pero no tuvo tiempo de avisarle a Vladimiro, a quien lo acribillaron estando acostado en una hamaca.
Cuando los tipos se fueron, creyéndolo muerto, Argemiro, salió de su escondite, lo sacó moribundo sobre sus hombros. hasta la carretera Troncal del Caribe..
Dicen que Vladimiro Gómez Ducatt, se encontraba en esa finca, escondido porque un mes antes, Antonio ‘Toño’ Cárdenas Ducatt, su hermano, cuando estaba en una cantina, con un amigo, bebiendo cervezas, mató a Hilario Valdeblánquez.
Dicen que ese día Hilario se encontraba muy borracho y al encontrar a Toño Cárdenas en la cantina bebiendo cerveza empezó a vociferar una serie de improperios en contra de Roberto Cárdenas Ducatt, diciendo que le enseñaría a comportarse como un hombre y “no dejar a la novia plantada en una iglesia”.
‘Toño’ aguantó los insultos por un buen tiempo, hasta cuando vio que: Hilario sacó un revólver y apuntó hacia él. Toño se tiró al suelo, desenfundó el arma que toda la vida usó en la pretina y disparó con tan buena puntería que el proyectil le partió en dos el corazón de Hilario Valdeblánquez, quien murió instantáneamente.
Cuando Toño se dio cuenta lo que había hecho no tuvo más remedio que salir del lugar, para avisarle al resto de sus hermanos para que lograran salir del pueblo. Al primero que se encontró en el camino fue a Vladimiro y le dijo: “Vete para la finca de Argemiro, que a ti es al primero que van a buscar, porque conmigo no pueden”
Evidentemente Antonio “Toño” Cárdenas Ducatt, era un “hueso muy duro de roer” . Además de excelente tirador con ambas manos, era un hombre muy sagaz; capaz de saber lo que pensaba la gente con solo mirarla a los ojos. “Ese Toño parece que tuviera ojos en la espalda –dijo un día Tin Sánchez conversando con unos amigos en el barrio Nueva Granda de Barranquilla. El odio de los Valdeblánquez se duplicó y no fue para menos, pues además de avergonzados “por la no presencia de Roberto Cárdenas ante el altar de la iglesia, para finiquitar el compromiso matrimonial con la mujer deshonrada”, el agravio cambió a un asunto de proporción mayor, en el sentido de que la sangre de la familia había sido derramada. (Continuará).
entrada de Raul Fernando Mestre Jurado | 02:43
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