miércoles, 2 de febrero de 2011

UNA MENTIRA PIADOSA

Crónica del día
¡LA LEY NO ADMITE MENTIRAS,
NI SIQUIERA SI SON “PIADOSAS”!
La falsa denuncia es un delito grave
Raúl Mestre
En la madrugada de uno de esos lunes fastidiosos de Enero, Guillermo Donado, el beisbolista, me contó que Pedro, un amigo común, al regresar el domingo de una fiesta; conduciendo el carro de su papá, ( un jeep Land Rover) atropelló a un joven, frente a la iglesia de San Rafael, ubicada en la esquina de la calle 30 con la carrera 25 y, que en estado de shock, sin saber que hacer; huyó del lugar sin prestar ayuda a su victima.
Por pura casualidad, la noche anterior, o sea, el domingo, yo habia estado en “La Cien”, un estadero cantina ubicado en una esquina del barrio Rebolo; carrera 25 con calle 29, de propiedad del famoso “Ralfi Cien”, y la alegría y buen ambiente que vivíamos allí se transformó en dolor, cuando nos enteramos que un jóven que minutos antes bailaba en el centro de la pista con su camisa abierta hasta la cintura, tirando pases al son del “Sonido Bestial”, de Ricky Ray, lo habia atropellado un carro frente a la iglesia de San Rafael.
De manera que cuando Pedro, sin saber que ya Guillermo me había dicho la verdad, me vino con el cuento que unos tipos le habían robado el jeep y que incluso; hizo una denuncia penal, me dio rabia y, no tuve mas remedio que pedirle que dijera la verdad, puesto que el padre del joven atropellado, no se iba a quedar quieto y no descansaría hasta hallar a quien había lesionado a su hijo; porque esa noche, un taxista que llevaba a un cachaco para el aeropuerto, (pero antes quiso conocer “la Cien”) le había tomado la placa del jeep y había dicho cómo era la Persona que lo conducía. “Además te puedes meter en un lío mayor al instaurar una falsa denuncia” Le dije.
“Otra cosa, no olvides que La Cien, es un establecimiento donde no solo van taxistas, zapateros o vendedores, sino allí se agrupa gente de de todas las clases sociales de Barranquilla. Recuerda que allí han estado para bailar, no para tocar, Cheo Feliciano, Celia Cruz, Oscar de León, Héctor Lavoe y Andy Montañés y esa noche en un rinconcito tomando aguardiente antioqueño y mirando a los bailadores, estaba un “alto jefe paramilitar”, (el mas sanguinario de todos los que han existido) quien al enterarse de lo que le había ocurrido al muchacho que bailaba con su camisa abierta hasta la cintura, tirando pases al son del “Sonido Bestial”, de Ricky Ray, habló con el taxista; tomó los datos del vehiculo y luego llamó al papa del pelao y le dijo “No se preocupe compadre, que mañana mismo voy a buscar ese carro y a ese conductor. Al carro lo voy a quemar y al conductor primero que le voy a hacer es sacarle los ojos, primero el izquierdo y después el derecho, luego le corto las orejas, le saco los dientes, le aplasto la nariz y le cerceno los brazos y las piernas y después lo meto en una licuadora”
Cuando terminé de hablar, Pedro, había cambiado de color y estaba bañado en un sudor incontrolable y se le estaban saliendo los ojos de las orbitas. Ahí fue cuando me di cuenta que también se había orinado. ¿Entonces qué hago? Me preguntó Llorando.¿Que hago mi hermanito?
Al verlo en esas condiciones tan lamentables, saquè un papelito del bolsillo trasero mi cartera y miré la dirección del muchacho lesionado y le dije: “Vaya hermano a esa dirección y de la cara, presente sus excusas y pregunte cuanto valen los daños” ¿Entonces el pelao no está muerto? Pregunto en medio de un mar de llanto. “No señor, no está muerto,- le dije- “¡Aun vive!”
Ante esa gran noticia, Pedro, se echo la bendición y salió corriendo hacia la casa del muchacho. Al poco rato regresó pelando los dientes, como un perro rabioso, dispuesto a pegarme. En casa del muchacho atropellado no solo le aceptaron las excusas, sino que le dijeron que al muchacho no le había pasado nada grave y que ni siquiera se gastaron un peso porque no necesitó medicinas. Entonces, Pedro, regreso indignado, dispuesto a pegarme gritaba “voz en cuello” vociferaba: Por qué carajo inventaste que un Paramilitar me iba a sacar los ojos y me iba a meter en una licuadora? A lo que le respondí: “Por la misma razón que tú por que inventaste que te habían robado el carro y pusiste una falsa denuncia.