jueves, 3 de mayo de 2012


¿QUIÉN LE DIJO A DIEGO,  QUE LOS
COSTEÑOS, SOMOS   VULGARES?
*Un momento, hermanito: “Aquí nadie  está “frikimondy”

Raúl Mestre
Que lastima que Diego Trujillo, ese actor bogotano a quien conocí cuando hacía teatro por “hobbie”  (porque él es arquitecto), se  haya topado con los peores  costeños  que encontró en el Caribe,  y ahora  aparezca en  una telenovela  personificando a un tal  “Umaña”  que habla como un  costeño “arrabalero” y  haya logrado  con ese personaje, que  el colectivo crea  que todos los costeños, somos unos vulgares. ¡Que lastima!
Es una pena porque  conozco a Diego desde aquellos tiempos felices en que éramos jovencitos  y   se moría de la risa porque la dueña de la pensión ( un viejo caserón situado  en el barrio Santa Fe), se  levantaba indignada  en esas madrugadas  frías de la capital  a insultar a  unos pelaos universitarios, casi todos menores  de 20 años,  porque todas las noches  se juntaban  (en chanclas y camisetas) alrededor de  una  mesa de plástico, a Jugar  dominó como si estuvieran en Barranquilla, gritando “No suenen “las hijueputas fichas, porque después la  dueña de la pensión se despierta y   no  podemos    “mamarmos”   la caja de frías”.
Yo creo que ahí fue donde a Diego  le entró la “ventolera” de hablar  como costeño? Sin embargo, me sorprende  que  ahora lo haga como burla, pues  en la telenovela   ¿Qué hace un cachaco como  Umaña, hablando como costeño? ponen  a  una actriz que cuando le  presentan a  una persona, dice: “Eche nojoda cómo está su mercé? ¿Acaso nosotros hablamos así? ¿Acaso  Diego   olvidó que siempre  dijo que le encantaba  esa cálida simpatía  que provocaba entre las cachacas,  el  estridente  modo de hablar costeño?,
Y tanto era así que una compañera (que hizo teatro con nosotros en “La Candelaria”), me dijo que Diego,  en  la Universidad Piloto de Colombia,  donde  estudió  arquitectura,  siempre dijo que los costeños con  nuestro modo de hablar  éramos capaces  de disipar  la intimidación que nuestra inteligencia  producía entre  las cachacas.  
Hace dos o tres años, en uno de esos viajes a Bogotá, tuve el privilegio de conversar con ésa amiga  sobre el tema y, la verraca  me salió diciendo: “Ala, lo que pasa es que ustedes  los costeños  “tutean a todo el mundo, pero al perro le dicen 'Usted Venga para acá!'  Además, “En el bus,  nunca  tocan el timbre, pero le mientan la madre al chofer, sino les   para  donde ustedes  quieren “.
Un profesor de español  que nos acompañaba aquel día,  sostenía  con argumentos muy sólidos que los cachacos  tienen  un lenguaje formal, enciclopédico y  abundante,  pero no rico. “Es  como ciertas comidas tropicales, -decía- que llenan, pero no alimentan”.
A mi me sorprende que  Diego en la novela ¿Qué hace Umaña hablando como costeño?  Se  burle de nosotros,  porque la  pasión  de Diego por el idioma, es de vieja data. Yo creo que  fue el primer  cachaco  que admitió públicamente   que la forma como ellos  utilizan “el como”;  es un atentado contra la lengua. ¡Imagínense que los cachacos  no dicen  “Estamos formando un grupo” sino “Estamos “como formando un grupo”! Ellos no dicen “Nos fuimos de compra” sino: “Nos fuimos “como de compras” De manera, pues, que  el éxito que desde ya le auguro a esa  Telenovela,  no es mas que un golpe de gracia  o mejor dicho- como decía mi abuela- le rozó a Diego, el “ala caprichosa” de la fortuna.
Hace casi 16 años,  o sea, en 1993 Diego  comenzó su trabajo en  televisión  participando en novelas como:  “La costeña y el cachaco” En aquel año  el destino se le cruzó a  Diego,  un jueves lluvioso de septiembre,  como a las tres de la tarde cuando  decidió hacer la digestión del almuerzo y atravesó caminando el parque de Chapinero,  para visitar a mi hermano, Filadelfo,(Q.E.P.D.) que vivía en esas inmediaciones. En la mitad del camino se encontró a Harold Trompetero, quien  venía en sentido contrario. El  actor  recuerda que el Publicista  Director Creativo de la Agencia Leo Burnett,  andaba solo y pese  a que solo se habían visto una o dos veces en la vida, se saludaron.. El destino, que no descansa ni pierde el tiempo haciendo digestiones, empezó en ese preciso momento a tejer la urdimbre del futuro y  fue así como  mas tarde Diego fue  escogido por Harold Trompetero, para trabajar  en su película “Riverside”, en la que  Diego  encarna a un empresario barranquillero de la alta sociedad, quien junto a su esposa rusa terminan por circunstancias de la vida viviendo como indigentes a la orilla del río, en la Gran Manzana.
Diego, quien  tiene merecida fama de ser  perfeccionista en su trabajo, dice que el día que le hablaron de ¿Qué hace un cachaco, como Umaña, hablando como costeño? se rascó la cabeza y dijo -Lo que pasa es que a mí no me gusta hablar como los costeños. Pero a las   siete de la mañana del día siguiente el proyecto estaba listo. Desayunaba  en su casa con humeante ayaco bogotano,  cuando  el destino, que lo estaba siguiendo sigilosamente desde que lo vio aquel jueves atravesando  el parque de Chapinero, apareció otra vez: lo llamaron para decirle: “Caracol aprobó: ¿Qué hace un cachaco como Umaña, hablando como costeño?