¿QUIÉN LE DIJO A DIEGO, QUE LOS
COSTEÑOS, SOMOS VULGARES?
*Un
momento, hermanito: “Aquí nadie está
“frikimondy”
Raúl Mestre
Que
lastima que Diego Trujillo, ese actor bogotano a quien conocí cuando hacía teatro por “hobbie” (porque
él es arquitecto), se haya topado con
los peores costeños que encontró en el Caribe, y ahora aparezca en
una telenovela personificando a un
tal “Umaña”
que habla como un costeño “arrabalero” y haya logrado con ese personaje, que el colectivo crea que todos los costeños, somos unos vulgares. ¡Que
lastima!
Es una
pena porque conozco a
Diego desde aquellos tiempos felices en que éramos
jovencitos y se
moría de la risa porque la dueña de la pensión ( un viejo caserón situado en el barrio Santa Fe), se levantaba indignada en esas madrugadas frías de la capital a insultar a unos pelaos universitarios, casi todos
menores de 20 años, porque todas las noches se juntaban
(en chanclas y camisetas) alrededor de una
mesa de plástico, a Jugar dominó como si estuvieran en Barranquilla,
gritando “No suenen “las hijueputas fichas, porque después la dueña de la pensión se despierta y no
podemos “mamarmos” la caja de frías”.
Yo creo que ahí fue donde a Diego le entró la “ventolera” de hablar como costeño? Sin embargo, me
sorprende que ahora lo haga como burla, pues en la telenovela ¿Qué
hace un cachaco como Umaña, hablando
como costeño? ponen a una actriz que cuando le presentan a una persona, dice: “Eche nojoda cómo está su
mercé? ¿Acaso nosotros hablamos así? ¿Acaso Diego olvidó que siempre dijo que le encantaba esa
cálida simpatía que provocaba entre las
cachacas, el estridente
modo de hablar costeño?,
Y tanto era así que una compañera (que hizo teatro con nosotros en “La
Candelaria”), me dijo que Diego, en la Universidad Piloto de Colombia, donde estudió arquitectura, siempre dijo que los costeños con nuestro modo de hablar éramos capaces de disipar
la intimidación que nuestra inteligencia producía entre las
cachacas.
Hace dos o
tres años, en uno de esos viajes a Bogotá, tuve el privilegio de conversar con
ésa amiga sobre el tema y, la verraca me salió diciendo: “Ala, lo que pasa es que
ustedes los costeños “tutean a todo el mundo, pero al perro le dicen 'Usted Venga para acá!' Además, “En el bus, nunca tocan el timbre, pero le mientan
la madre al chofer, sino les para donde ustedes
quieren “.
Un profesor
de español que nos acompañaba aquel día, sostenía con argumentos muy sólidos que los cachacos tienen un lenguaje formal, enciclopédico y abundante,
pero no rico. “Es como ciertas
comidas tropicales, -decía- que llenan, pero no alimentan”.
A mi me
sorprende que Diego en la novela ¿Qué hace Umaña hablando como costeño? Se
burle de nosotros, porque la pasión
de Diego por el idioma, es de vieja data. Yo creo que fue el primer
cachaco que admitió públicamente que la
forma como ellos utilizan “el como”; es un atentado contra la lengua. ¡Imagínense
que los cachacos no dicen “Estamos formando un grupo” sino “Estamos
“como formando un grupo”! Ellos no dicen “Nos fuimos de compra” sino: “Nos
fuimos “como de compras” De manera, pues, que el éxito que desde ya le auguro a esa Telenovela,
no es mas que un golpe de gracia o mejor dicho- como decía mi abuela- le rozó a
Diego, el “ala caprichosa” de la fortuna.
Hace casi
16 años, o sea, en 1993
Diego comenzó su trabajo en televisión
participando en novelas como: “La
costeña y el cachaco” En aquel año el destino se le cruzó a Diego, un jueves lluvioso de septiembre, como a las tres de la tarde cuando decidió hacer la digestión del almuerzo y
atravesó caminando el parque de Chapinero, para visitar a mi hermano, Filadelfo,(Q.E.P.D.)
que vivía en esas inmediaciones. En la mitad del camino se encontró a Harold
Trompetero, quien venía en sentido contrario. El actor recuerda que el
Publicista Director Creativo de la
Agencia Leo Burnett, andaba solo y pese a que solo se habían visto una o dos veces en
la vida, se saludaron.. El destino, que no descansa ni pierde el tiempo
haciendo digestiones, empezó en ese preciso momento a tejer la urdimbre del
futuro y fue así
como mas tarde Diego fue escogido por Harold
Trompetero, para trabajar en su película
“Riverside”, en la que Diego encarna a un empresario barranquillero de la
alta sociedad, quien junto a su esposa rusa terminan por circunstancias de la
vida viviendo como indigentes a la orilla del río, en la Gran Manzana.
Diego, quien tiene merecida fama
de ser perfeccionista en su trabajo,
dice que el día que le hablaron de ¿Qué hace un cachaco, como Umaña, hablando
como costeño? se rascó la cabeza y dijo -Lo que pasa es que a mí no me gusta
hablar como los costeños. Pero a las siete de la mañana del día siguiente el
proyecto estaba listo. Desayunaba en su
casa con humeante ayaco bogotano, cuando
el destino, que lo estaba siguiendo sigilosamente desde que lo
vio aquel jueves atravesando el parque
de Chapinero, apareció otra vez: lo llamaron para decirle: “Caracol aprobó:
¿Qué hace un cachaco como Umaña, hablando como costeño?