martes, 13 de noviembre de 2012


EL  “CARNICERO DE MILWAUKEE”
Raúl Mestre
Algunos amigos suponen que mi pasión por lo macabro, por el terror, por el misterio,   viene por  aquellas   lecturas  de Edgar Allan Poe,  que cuando pelao ocupaban todo mi tiempo,  pero  en realidad no es así.  Mientras escribo sobre el  “Carnicero de Milwaukee” , o sea, Jeffrey Dahmer, quien entre 1978 y 1991     mató a más de  17 hombres, advierto  que mi  fanatismo por el misterio, fue creado por   las películas  dirigidas por Alfred Hitchcock  ante todo por Psicosis , una cinta   protagonizada por Anthony Perkins, quien hacía el papel de Norman Bates. ¿Será que algún lector se acuerde?
Durante trece años, Jeffrey Dahmer, un joven  alto, de ojos azules, piel rojiza, y cabellos ensortijados,   cometió  muchos asesinatos    sin que la policía sospechara de él. Pese a que su conducta era bastante extraña; dormía desnudo y no le importaba asomarse   al jardín para que el vecindario   le viera su gran “pitongo”. Su familia nunca creyó que él fuera un asesino. Su madre le decía “Mi bebe”
En julio de 1991, unos meses antes de la captura de  Dahmer, un muchacho de 14 años, que la prensa de entonces describía como “atlético y bien parecido”  pudo escapar desnudo del apartamento de Jeffrey Dahmer,   y avisó a la policía que  Jeffrey Dahmer, se lo quería  comer,  pero el “Carnicero de Milwaukee”    logró convencer a los agentes    que el muchacho era un   homosexual, que estaba enamorado
Tras marcharse la policía del apartamento, Dahmer, buscó al muchacho y lo  mató. Días más tarde, cuando finalmente la policía  catalogó a Dahmer,  como sospechoso de ese crimen, ingresaron  a su apartamento y lo que vieron los dejó espantados: encontraron en el refrigerador, la cabeza de una de sus víctimas y en una olla  restos de manos y genitales humanos.
Fue en entonces cuando se descubrió que Dahmer, atraía a sus víctimas en visitas que hacía  a cantinas frecuentadas por homosexuales. Tras llevarlas a su apartamento, les hacía ingerir bebidas con drogas, después de lo cual las asesinaba y descuartizaba.
En 1992, cuando Jeffrey Dahmer, fue recluido en la Institución Correccional Columbia, en la región central de Wisconsin, yo estaba en el viejo teatro “Ayacucho”,  uno de esos teatros abiertos que habían en Barranquilla, viendo una  película  de terror,  El bebé de Rosemary  dirigida por Roman Polański y protagonizada por Mia Farrow, cuando de pronto   en la pantalla  salió un aviso que decía:  “A Raúl Mestre, lo solicitan en la puerta” (  eso se acostumbraba antes, ya no ) Era un amigo quien conocía de mi interés por los casos de terror y misterio; porque juntos íbamos a San Nicolás, a comprar las obras de Joyce y Flannery O’connor, quien  me llamaba para  decirme que Jeffrey Dahmer , el “carnicero de de Milwaukee”,   había  reconocido que utilizaba partes de los cuerpos de sus víctimas para prácticas sexuales y actividades de canibalismo.
Seguí todo el proceso hasta el 29 de noviembre de 1994,  cuando un joven que había entrado a Portage (Wisconsin) la cárcel  estadounidense de donde Jeffrey Dahmer cumplía una condena perpetua, lo mató. El joven dijo que    el temible “carnicero de de Milwaukee”,  al quedar solos  intentó accederlo  carnalmente  “Pero  me defendí, y  lo maté con el mismo puñal que él tenía escondido en la celda y con el cual me amenazaba”