EL “CARNICERO DE MILWAUKEE”
Raúl Mestre
Algunos amigos suponen que mi pasión por lo macabro,
por el terror, por el misterio, viene
por aquellas lecturas
de Edgar Allan Poe, que cuando
pelao ocupaban todo mi tiempo, pero en realidad no es así. Mientras escribo sobre
el “Carnicero de Milwaukee” , o sea,
Jeffrey Dahmer, quien entre 1978 y 1991 mató a más de
17 hombres, advierto que mi
fanatismo por el misterio, fue creado por las películas dirigidas por Alfred
Hitchcock
ante todo por “Psicosis , una cinta protagonizada por Anthony
Perkins, quien hacía el papel de Norman Bates. ¿Será que algún lector se
acuerde?
Durante
trece años, Jeffrey Dahmer, un joven
alto, de ojos azules, piel rojiza, y cabellos ensortijados, cometió
muchos asesinatos sin que la policía sospechara de él. Pese a
que su conducta era bastante extraña; dormía desnudo y no le importaba
asomarse al jardín para que el
vecindario le viera su gran “pitongo”.
Su familia nunca creyó que él fuera un asesino. Su madre le decía “Mi bebe”
En
julio de 1991, unos meses antes de la captura de Dahmer, un muchacho de 14 años, que la prensa
de entonces describía como “atlético y bien parecido” pudo escapar desnudo del apartamento de Jeffrey Dahmer,
y avisó a la policía que Jeffrey Dahmer, se lo quería comer,
pero el “Carnicero de Milwaukee” logró convencer a los agentes que el muchacho era un homosexual, que estaba enamorado
Tras marcharse la policía del apartamento, Dahmer, buscó al
muchacho y lo mató. Días más tarde,
cuando finalmente la policía catalogó a
Dahmer, como sospechoso de ese crimen,
ingresaron a su apartamento y lo que
vieron los dejó espantados: encontraron en el refrigerador, la cabeza de una de
sus víctimas y en una olla restos de
manos y genitales humanos.
Fue en entonces cuando
se descubrió que Dahmer, atraía a sus víctimas en visitas que hacía a cantinas frecuentadas por homosexuales.
Tras llevarlas a su apartamento, les hacía ingerir bebidas con drogas, después
de lo cual las asesinaba y descuartizaba.
En 1992, cuando Jeffrey Dahmer, fue
recluido en la Institución Correccional Columbia, en la región central de
Wisconsin, yo estaba en el viejo teatro “Ayacucho”, uno de esos teatros abiertos que habían en
Barranquilla, viendo una película de terror,
El bebé de Rosemary dirigida por Roman Polański y protagonizada por Mia
Farrow, cuando de pronto en la pantalla salió un aviso que decía: “A Raúl Mestre, lo solicitan en la puerta”
( eso se acostumbraba antes, ya no ) Era
un amigo quien conocía de mi interés por los casos de terror y misterio; porque
juntos íbamos a San Nicolás, a comprar las obras de Joyce y Flannery O’connor, quien me llamaba para decirme que Jeffrey Dahmer , el
“carnicero de de Milwaukee”, había
reconocido que utilizaba partes de los cuerpos de sus víctimas para
prácticas sexuales y actividades de canibalismo.
Seguí todo el proceso hasta el 29 de noviembre de 1994, cuando un joven que había
entrado a Portage (Wisconsin) la cárcel estadounidense de donde Jeffrey Dahmer cumplía una condena perpetua, lo mató. El
joven dijo que el temible “carnicero
de de Milwaukee”, al quedar
solos intentó accederlo carnalmente
“Pero me defendí, y lo maté con el mismo puñal que él tenía
escondido en la celda y con el cual me amenazaba”