SAMUEL
ALARCÓN: UN “DURO”
PERO
DE CORAZÓN MUY NOBLE
Allá en la Guajira arriba…
Raúl Mestre
La noche del 15 de mayo de 1993, horas antes que en los medios de comunicación se filtrara
la noticia de que Samuel Alarcón, había sido
capturado cuando iba a ver la actuación de su amigo Diomedes Díaz, yo
estaba en una tarima en el parqueadero del Estadio Romelio Martínez, coreando junto
con otras dos mil personas , las
canciones del gran cacique de la Junta.
A la una y media de la mañana, Julio, un muchacho que era muy amigo de Samuel, de
Pello Ron y otros personajes de la colonia, me llamó y me dijo
“Samuel, está preso en la Sijín. Enseguida fuimos y allí lo encontramos
muy tranquilo, luciendo una bermuda y una camisa de flores
ajustada al cuerpo y atrás un grupo de
sus escoltas personales. Para ese entonces ya Samuel era un personaje querido en Barranquilla.
Recuerdo que no hubo necesidad de hablar
con nadie, ni hacer nada, porque doce horas
después, fue puesto en libertad al comprobarse que la orden de captura que pesaba sobre él,
había sido levantada, luego que
su abogado presentó documentos oficiales, que fueron confirmados desde Bogotá.
Esa fue la última vez que vi a Samuel Alarcón, ya que al año siguiente sería asesinado en la Cárcel Modelo de Bogotá. En cambio, a Julio, el muchacho amigo de Samuel, de Pello Ron, del Chijo López, en fin, de toda la
colonia, si lo volví a ver una mañana, ahí en la esquina del Coliseo, cuando
levantaba los brazos y gritaba
para detener un bus de Puerto
Colombia. Recuerdo que al verme me pidió que lo acompañara al cementerio “Jardines del Recuerdo” porque quería
visitar a sus viejos amigos. Fuimos
y estando allí, me señaló las tumbas "de los seres
queridos". Esta es la de Rafael Orozco, asesinado por la mafia en 1992; y esta es la de Samuel Alarcón, asesinado en la Cárcel Nacional Modelo, en el
año 94.
la muerte de Samuel, según los
investigadores fue
ordenada por un importante narcotraficante del Caquetá. “El Inpec, en ese
entonces, investigó a varios funcionarios y seis guardianes por su presunta
participación en el complot que terminó con la muerte de Samuel
Alarcón, pero todo eso quedó en nada. Incluso las autoridades dijeron que el asesinato empezó a fraguarse quince días atrás cuando un hombre, ingresó a la Cárcel Modelo, para establecer un primer
contacto con Jesús Aldemar Delgado
Córdoba y una semana después, una mujer, esposa de otro recluso confinado en el
mismo patio, ingresó para ultimar detalles de la forma en que debía realizarse
el asesinato de Samuel Alarcón. Sobre esta mujer, los investigadores dijeron que fue la persona que entró el revólver
calibre 38 y doce cartuchos para entregarlos personalmente a Delgado una semana
antes del crimen. ¿Y cómo llegó Delgado al patio Quinto? Dicen las investigaciones que “Durante los
quince días previos al asesinato, uno de los funcionarios aparentemente
comprometidos en el complot, envió un oficio de traslado de tres reclusos de un
patio a otro. Los tres reclusos. El oficio fue entregado al director de la
Cárcel Modelo quien, tras estudiarlo detenidamente, autorizó al encargado de
los traslados de la prisión efectuar los trámites pertinentes antes de firmar
el oficio. Cuando el oficio llegó nuevamente a sus manos, el director de la cárcel lo firmó sin saber
que uno de los funcionarios había colocado deliberadamente en la lista de los
tres reclusos el nombre del convicto Delgado, para trasladarlo al patio Quinto y fue así
como este aprovecho que Samuel hablaba con un grupo de reclusos en el patio
Quinto y le hizo un disparo en la cabeza
y luego, cuando se hallaba en el suelo,
le propinó otros tres impactos en el pecho. Tras el crimen los convictos del
patio intentaron linchar a Delgado, quien fue objeto de una paliza que lo dejó
al borde de la muerte. En uno de sus bolsillos las autoridades encontraron seis
de los doce cartuchos que le habían sido entregados para asesinar a Samuel
Alarcón