viernes, 26 de junio de 2009
¡EL HERIDO ES ANDRÉS ESCOBAR, POR FAVOR AYUDENLO!
De pronto hubo un corto, pero eterno silencio, y uno de los médicos dijo: "Se murió, se murió".
RaúlMestre.
La pasión del fútbol exalta los ánimos.
La discoteca donde mataron a Andrés Escobar, queda en la Vía de las Palmas, en Medellín. El futbolista llegó allí luego de participar en el Mundial de Estados Unidos. Esa noche al llegar al establecimiento. el jugador fue recibido con rechiflas: había metido el “autogol” con el cual la selección Colombia fue eliminada del mundial. Sin embargo, el muchacho era tranquilo, no ponía atención a los insultos , pues estaba con su novia y al día siguiente viajaría de vacaciones.
“Vos te vas de vacaciones, pero para el otro mundo, papá” dicen que le gritó un aficionado. Un testigo del crimen relata que “En la madrugada de ese domingo 3 de julio de 1994 ya nos íbamos a ir de la discoteca, salimos al parqueadero a buscar el carro, y justo nos encontramos con Andrés quien también se iba. Él aún no se había montado al carro; entonces, le preguntamos que si le pasaba algo, porque lo vimos medio incómodo. Nos dijo que lo estaban molestando, y que le daba mucha tristeza que la gente le peleara por el “autogol” que hizo en el Mundial. Le dijimos que estuviera tranquilo, que ya era tarde y que la gente estaba con tragos en la cabeza, que mejor se montara al carro y que nosotras lo acompañábamos en el nuestro detrás hasta la glorieta donde termina la carretera de Las Palmas, para que cada cual cogiera para su lado. Se subió entonces al carro y no quiso tomar de una vez la carretera e irse, sino que entró al parqueadero de enfrente, donde estaban las personas que decían que se había vendido. En ese momento nosotras pensamos que no lo podíamos dejar solo. Fue como una corazonada, estando allí teníamos que acompañarlo hasta que cada cual se fuera para su casa. Eran como las dos de la mañana. Como dije, Andrés entró al parqueadero de enfrente para explicarles algo a las personas que lo estaban molestando y nosotras, entonces, lo seguimos. Alrededor nuestro estaba lleno de gente y de carros, como esas parrandas en las que la gente termina hablando, tomando y oyendo música en los parqueaderos. En medio de todo esto, él no se movió; por el contrario, se quedó dentro del carro y nunca se salió. Yo recuerdo que cuando me bajé para ver qué estaba pasando, el carro de Andrés estaba rodeado de mujeres, que le decían "lindo, hermoso, papacito, eres el mejor". Y él lo único que respondía era que el autogol no había sido culpa suya.
En cuestión de segundos, vi que un tipo salió corriendo entre la gente y después fue cuando oí la descarga de los tiros. Ahí mismo me volteé para mirar y vi que Andrés había caído encima, sobre el hombro de mi cuñada. Todo fue muy rápido y confuso. Recuerdo que en ese momento toda la gente salió corriendo, eran unas 20 ó 30 personas, y todas estaban cerquita. Y en unos segundos todos desaparecieron, se fueron, nadie se quedó. Yo me bajé del carro a los gritos, y lo único que pedía era que alguien nos ayudara.
Entre varias personas bajamos a Andrés y lo montamos en un taxi, el primero que pasó; no sé ni cómo lo hicimos, ese hombre era gigante y estaba totalmente desgonzado. Aunque estaba vivo no decía nada, pero tenía los ojos abiertos. Le pedía de forma desesperada al taxista que fuera lo más rápido posible. Por momentos, Andrés abría lo ojos, y yo le decía: "Míreme, abra los ojos, todo va a estar bien". Él nunca habló, no se quejaba ni pronunciaba palabra, solo de vez en cuando intentaba mirarme. Cuando llegamos a la clínica, yo me tiré de ese taxi y comencé a gritar que era Andrés Escobar, que por favor lo ayudaran. Instantáneamente llegaron un montón de médicos y enfermeras con una camilla y lo sacaron del taxi. De pronto hubo un corto, pero eterno silencio, y entonces uno de los médicos dijo: "No se puede hacer nada, se murió, se murió".