lunes, 24 de mayo de 2010

EN MEDELLIN AUN SE HABLA DE LA MUERTE DE PABLO ESCOBAR

El 2 de diciembre de 1993, es para los antioqueños una fecha histórica.
En el barrio donde mataron a Pablo Escobar, aun se ve al paisa de machete, carriel, ruana, y con familia numerosa, comiendo fríjoles con arepa, y hablando del día en que mataron a Don Pablo.
El antioqueño común y corriente, ese que bebe aguardiente en las fondas camineras, y que todas las noches reza el rosario, dice “Eh, ave Maria, cuando me dijeron que habían matado a Don Pablo, el mayor capo del narcotráfico que ha tenido Colombia y uno de los hombres más poderosos del mundo, no creí la noticia”.
Y es que Pablo Escobar, de cualquier manera, simbolizaba el “orgullo paisa” y materializaba aquello de que “antioqueño nunca se vara, ni pierde en el amor, ni en el juego, ni en los negocios”. Por eso, solo cuando lo vieron muerto en un techo de una vieja casa de ese barrio y miraron una y otra vez las imágenes que mostraba la televisión, se miraban sin hablar. Pero decían que era un doble y que Don Pablo logró huir.
Todas las mañanas, Adela Galeano, una antioqueña de pura cepa, enciende un cirio blanco y coloca rosas frescas en el altar de su dormitorio dedicado a sus tres ángeles de la guarda: La Virgen María, el Niño Jesús y Don Pablo Escobar.
“Es que el pudo haber hecho muchas cosas malas, pero a nosotros nos dio esta casa a cambio de nada y por eso aquí Don Pablo, es un santo'', dijo esa mujer de 56 años que vive en una pequeña casa de ladrillos con su marido desempleado y sus siete hijos mayores.
Hay quienes se niegan a creer que Pablo Escobar, esté muerto. Es tanta la gente que visita su tumba para dejar flores y sacarse fotografías que la gerencia del cementerio tiene que cambiar frecuentemente la hierba que la rodea, y son miles las personas que peregrinan a los lugares donde vivió o estuvo encarcelado.
El grupo Human Rigths Watch pidió al gobierno de Colombia, que no retire la protección de una ex jueza que fue amenazada por Escobar en 1988, alegando que, aunque muerto, Escobar todavía podía cumplir su advertencia de dejarla ``sin antepasados ni descendientes en tu árbol genealógico''.
Como otros grandes criminales del siglo, la vida y muerte de Escobar son una combinación fabulosa de verdades y fábulas. Escobar había acumulado una fortuna valorada en 3.000 millones de dólares. Su vida de lujos fue legendaria. Se decía que había comprado un flota de aviones, 200 apartamentos en Miami y un zoológico privado en una finca cerca de Medellín con llamas, camellos, canguros e hipopótamos.
Su sencilla tumba es visitada a diario por turistas y antiguos colaboradores, quienes se detienen ante ella para tomarse una fotografía junto a la lápida con la foto de Escobar y un epitafio que dice: ``Mientras el Cielo exista, existirán tus monumentos y tu nombre sobrevivirá como el Firmamento''.
Cada aniversario, sus admiradores contratan Mariachis para que canten sobre la tumba la melodía preferida de ``El Patrón'': ''Sigo Siendo el Rey''.
Tenemos unas 50.000 almas pero la mayoría de la gente pregunta por la tumba de Pablo'', dijo Adriana Martínez, directora del cementerio Jardines Montesacro. ``Mucha gente que viene a enterrar a sus seres queridos dicen: 'Vamos a ver la tumba de Pablo ya que estamos aquí'. Y hay especulación que él no es quien está enterrado ahí, sino que está vivo en algún lugar''.
Todas esas historias de que Escobar está vivo son mitos. Pablo Escobar está muerto y ahí no hay nada que ver''.
Pero no todos opinan igual. Para Jhon Fredy Gaviria, es un castigo que su hermana acabara enterrada junto a Escobar. “Mucha gente viene a ver a Pablo y nos pisan las flores''.
Inicialmente se dijo que los que le dieron muerte fueron los miembros del Bloque de Búsqueda, grupo elite de la policía de Colombia, pero ahí mismo los antioqueños tejieron otras versiones (mas acordes con el temple de la victima): “que fue muerto por un disparo hecho por un francotirador del gobierno norteamericano” aunque esta versión nunca fue comprobada, era la que la gente mas creía.
Recientemente un paramilitar desmovilizado sostuvo ante la Fiscalía que Pablo Escobar, el mayor capo del narcotráfico que ha tenido Colombia y uno de los más poderosos del mundo, murió a manos del extinto paramilitar Carlos Castaño y no de la Policía.
En una declaración realizada en la sede del organismo acusador en la ciudad de Bucaramanga, el desmovilizado paramilitar José Antonio Hernández, alias 'John', afirmó que la orden de matar a Escobar la emitió el capo del cartel de Cali, Miguel Rodríguez Orejuela.
Hernández indicó que un comando de siete paramilitares liderado por Castaño y bajo el nombre de los “Pepes” (Perseguidos Por Pablo Escobar) recibió asistencia de la CIA y la DEA, así como equipos de tecnología israelí para realizar interceptaciones telefónicas al capo del cartel de Medellín.
“No fue la Policía la que lo mató en el techo de una vivienda. Cuando fue ubicado por los 'Pepes', de la que hacía parte el señor Carlos Castaño, fue él directamente el que lo mató en el techo”, dijo Hernández, a propósito de los hechos ocurridos el 2 de diciembre de 1993.
El fiscal le volvió a preguntar sobre la participación de Castaño en la muerte de Escobar y el ex paramilitar reiteró: “directamente lo mató”. Y subrayó: “Ellos llegaron, lo ubicaron por interceptaciones telefónicas con unos aparatos que llegaron a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) desde Israel y con ayuda de algunos miembros de la CIA y otros organismos internacionales como la DEA”.
Alias 'John' hacía parte de los paramilitares que operaban en la región del Catatumbo. Se desmovilizó en el marco de las negociaciones de paz con el gobierno del presidente Álvaro Uribe, entre 2003 y 2006