¡Dizque no están muy lejos!
¿BANDIDOS ESTAN MAS CERCA, DE
LO QUE LAS VICTIMAS IMAGINAN?
Puede ser su vecino, su amigo o un familiar”
Raúl Mestre
Las victimas de hurtos y atracos a residencias, suponen que los malhechores que se meten a sus casas y matan y roban, “yendo directico donde están las joyas y el billete”, vienen desde muy lejos, ha cometer sus fechorías. Olvidan que el 82.3% de los homicidios, hurtos, y estafas que se cometieron el año pasado, autores o cómplices, estaban mas cerca de sus victimas de lo que ellas imaginaban.
Los hampones, entonces, no venían de tan lejos, ni eran personas desconocidas, sino que las victimas los tenían “respirándoles en la nuca”, y no los querían ver porque los bandidos resultaron siendo sus propios vecinos, amigos y hasta algunos familiares.
Con esta premisa, en más de una ocasión, los investigadores han capturando en flagrancia, es decir, con “las manos en la masa”, a los criminales, buscándolos entre los primeros sospechosos, o sea , entre las personas que mejor conocen a sus victimas y sus costumbres.
“A estos sujetos les queda fácil saber la fecha en que sus amigos o vecinos o familiares van a cobrar una pensión, así como su monto, y el lugar donde guardan “la tula” y las joyas, en fin, estas personas saben cuando sus futuras victimas hacen un “corone”, o sea, venden una casa, un carro o reciben un préstamo. Son los vecinos, amigos y familiares, las personas que saben el día y la hora en que “la casa queda sola”, o sea en el día en que “no hay buey”, Indicó el investigador.
“Pero en esta ciudad la gente “traga entero” y suponen que si al lado de su casa se mudó un señor con su mujer y sus hijos, tiene que ser una buena persona y le brindan mucha confianza. Es importante recordales que eso no es así, que el hecho de que un señor viva con su mujer y sus hijos, no quiere decir que sea una persona de bien, ni mucho menos que sea una persona trabajadora, puede tener una “doble vida”. Por eso es indispensable que todo el mundo investigue a su vecino, que sepa de dónde viene, qué hace, cuanto gana, en fin, tienen que investigarlo”.
Sin embargo, es importante la prudencia y “no pasarse de calidad” metiendo a todos los vecinos “en un mismo costal”, ni pensar que todos los vecinos son “malandros”, como nos cuenta un agente a quien recientemente le ocurrió “un cacharro” con una señora que vive al norte de la ciudad.
“La señora vive sola, -explico el oficial- porque el marido la abandono desde hace mas de seis meses y como tiene “biyullo”, se espanta solita y supuso que su nuevo vecino, un muchacho de algunos 26 años, era un “bandido” ,solo porque el hombre toma, anda en moto y parece que “suelta tiros al aire”.
Hace como una semana, la señora llamó a la policía, porque una noche vio al vecino sentado en la terraza “tirándoselas de “mamasantòn” y después de un rato de estar “espiándolo”, lo vio con el pie montado en una moto, hablando por teléfono, en forma sospechosa y por eso llamó “histérica” a la policía.
Cuando el agente llegó al lugar de los hechos, o sea, casa de la señora, esta lo esperó con las manos en la cabeza y le dijo: “Desde que ese señor se mudó en esa casa no tengo vida tranquila, no duermo, no como, porque sueño que algún día voy a vivir como en el viejo Oeste, donde imperaba la ley del revolver y solo sobrevivía aquel que disparaba primero la pistola”.
“Por culpa de ese hombre –continuo la quejosa- vivo entre rejas, con doble candado, encerrada como si estuviera presa, porque pienso que ese individuo, con la rapidez que se gasta, se me puede meter en la noche y me puede hacer un daño.”
Lo peor, señor agente, -continuo diciendo- es que no puedo ir al banco, porque me parece que ese señor; con esa mirada intrigante que tiene, me va a seguir en su moto y me puede me puede atracar o violar que es lo mas seguro, porque tiene cara de sádico, se ve lujurioso”.
El agente no dejó terminar a la quejosa y le aclaró: “Esos no son argumentos para judicializar a ese señor. Si quiere denunciarlo, tiene que recaudar pruebas”.
Ante esa explicación, -cuenta el agente-, la señora lo miró “pícaramente” y le respondió: “Bueno, entonces, me tocará entregarme al señor, para que me haga su voluntad”