*Historia del sádico del charquito.
El 3 de mayo de 1974 Daniel Camargo Barbosa, fue capturado en un lugar enmontado al norte de Barranquilla, cuando estaba a punto de enterrar a una niña de nueve años; a quien había violado y estrangulado.
Camargo había llevado a la niña hasta ese lugar con engaños. No seducía a sus víctimas, solo las persuadía con sus dotes de vendedor Camargo se aproximaba a ellas y con técnica de cuentero les explicaba que vendía “ante pantallas de televisión”.
Cuando los noticieros de la mañana informaron sobre la desaparición de Liana Consuelo, una niña de nueve años estudiante del Colegio Gimnasio del Country, todo el mundo pensó en un secuestro,
Nadie sospechaba que un hombre mayor que acompañaba a una niña que podía ser su nieta, era un asesino. Sin embargo, una señora llamó al coronel Armando Torres Salgado, a la sazón comandante de la Policía del Atlántico y le dijo que ella había visto a un señor muy extraño que se introdujo en el bosque, caminado delante de una niña como de nueve años.
Cuando las autoridades llegaron al lugar indicado por la señora, encontraron el cadáver de la niña. A su lado un hueco de dos metros, un azadón, un pico y una pala, y a Daniel Camargo Barbosa, un hombre Flaco, pequeño de manos grandes quien tenía una respuesta para todo lo que las autoridades le preguntaran, incluso hablaba con igual soltura, de Dios y del diablo. Buen lector, citaba a Hesse, Vargas Llosa, García Márquez, Guimaraes Rosa, Nietzche, Sthendal o Freud.
Antonio Nieto Güete, quien para entonces era el juez de instrucción criminal, y además el mejor investigador del país, se hizo cargo del caso. Toño nos cuenta que lo primero que le preguntó al sádico fue por una cadena con un cristo de propiedad de la niña que le encontraron al sádico en uno de los bolsillos de su pantalón envuelto en una hoja de una revista, que los investigadores encontraron en uno de sus bolsillos y Camargo mirándolo fijamente y hasta desafiante le dijo que lo había encontrado en ese lugar.
Nieto envió a un grupo de investigadores hasta la habitación que Camargo ocupaba en “El Famoso Napolitano” y allí encontraron una revista que le faltaba la página donde estaba envuelta la cadena de la niña .
Antonio Nieto, le comunicó al sádico que los investigadores encontraron en “El Famoso Napolitano”, el resto de la revista a la cual correspondía la página, pero éste se encogió de hombros y aceptó diciendo que si que esa era la pagina y que él la había arrancado porque iba a hacer una necesidad fisiológica y cuando se encontró la cadena en ese lugar la envolvió allí.
El instructor indignado le preguntó sobre el azadón que encontraron en el lugar, dijo que no sabía quien lo había llevado allí. Sin embargo, Nieto ya había averiguado que Camargo lo había comprado en la Ferretería Carbonell que casualmente quedaba en la carrera la Paz, cerca de donde vivía Camargo y el sádico le dijo “¿Y en esa ferretería solo han vendido un azadón?
En la conferencia estuvo el médico siquiatra Óscar Bonilla León, quien definió a Camargo, como “un psicópata, paranoico, sadomasoquista, paidofílico, que tiene la compulsión de violar y estrangular”.
Camargo, fue condenado a 20 años de prisión que cumpliría en la isla de la Gorgona, sobre el Pacífico. En el penal permanece solo siete años, tiempo que aprovechó para auto educarse, visitar la biblioteca del penal y leer todo lo referente al mar, lo que le permitió fugarse a bordo de una canoa. De esa isla volcánica de 28 kilómetros cuadrados, situada en la costa del Pacífico de Colombia, no se había fugado nadie. Camargo lo consiguió en una canoa, tras estudiar las variaciones de las corrientes, en noviembre de 1984. Las autoridades le dieron por muerto y la Prensa publicó que el monstruo había sido pasto de los tiburones. Poco después Camargo apareció en Ecuador, donde inició una nueva carrera de violaciones y asesinatos.
Daniel Camargo nació en algún lugar de los Andes colombianos. Cuando no había cumplido ni un año de edad, su madre murió. Su padre se casó con otra mujer, que tuvo problemas de infertilidad. Eso le provocó problemas mentales en la mujer que cayeron en el pequeño Daniel. De hecho, vistió de niña al joven y lo obligaba a ir al colegio vestido de esta manera. A pesar de esta humillación, Daniel se destacó por ser un gran estudiante en el colegio León XIII de Bogotá. Sin embargo, su deseo de seguir estudiando se vio truncado cuando dejó la escuela para ayudar económicamente a su familia.
En 1960, Camargo se casó con Alcira Castillo. Había dejado atrás los problemas que vivió en su familia natal. Sin embargo, su feliz matrimonio se acabó desmoronando cuando, en 1967, sorprendió a su mujer con otro hombre. En ese momento, el odio por las mujeres fue el motor vital de Camargo
El final de las fechorías de Camargo llegaría en 1986. Una inspección rutinaria de la policía ecuatoriana detuvo a un hombre de aspecto harapiento. Para sorpresa de los miembros del cuerpo de seguridad, descubrieron que, en la maleta que portaba, había numerosas prendas de ropa manchadas en sangre.
En el interrogatorio Camargo confesó 71 víctimas.
Después de un juicio muy breve fue condenado a 16 años de cárcel, pero solo cumplió parte de esta condena porque fue asesinado por el sobrino de una de sus víctimas en 1992.