¡Al fin: ¿Quien “descabezó” al
Joyero: Milton Sarmiento?
*¡Algunos pescadores de “Puerto Mocho” Saben!
Raúl Mestre
“El destino mezcla las cartas y nosotros las jugamos”.
A la 1:45 de la tarde del día 9 de junio de 1993, tres sujetos que se movilizaban en una “Toyota”, mataron en la calle 74 con la carrera 46, al interior del salón de belleza, “Special”, a Juan Angulo Tinoco, delante de su esposa Yira Rodríguez.
Quienes estaban ese día por el lugar no tenían ni idea quien era Juan Angulo Tinoco y, obviamente, no sabían que diecinueve años antes, cuando este hombre tenía unos 39 años y era muy conocido entre los comerciantes de Barranquilla, porque era propietario de un almacén de ropa en el Paseo Bolívar llamado “Special Boutique”, se vio envuelto en el mas oscuro y tenebroso caso criminal ocurrido en Barranquilla.
Por eso, en aquella oportunidad decíamos en el desaparecido Diario del Caribe, que la vida de ese hombre cambió el 16 de agosto de 1974, cuando un escuadrón especializado del F-2 se trasladó hasta Puerto Mocho, lugar donde fue hallado, un hombre sin cabeza y sin manos, recuerdo que, en ese entonces, siendo yo un pelao de algunos 14 años al escribir eso don Juan Jinete me dijo: “¡Ñierda!, y qué? ¿Otro programa de “Revivamos nuestra historia”?
A mi no me importó, hice mi crónica y conté que aquel día, o sea el 16 de agosto de 1974, las autoridades en asocio con peritos expertos en lectura de la carta dental, lograron establecer que “el descabezado” de Puerto Mocho, era Milton Sarmiento Reyes, un joyero santandereano, muy amigo de Juan Angulo Tinoco, y quien frecuentemente visitaba la ciudad por motivo de sus negocios. ¡Vendía unas prendas lindísima!. Nos recuerda hoy Luisa García, recepcionistas del “Suiza”, un hotel que quedaba en la calle 35 , o sea, la “calle San Blas” y donde Milton Sarmiento se hospedaba y donde Juan Angulo Tinoco, lo visitaba constantemente; “incluso subía a su habitación sin anunciarse porque eran muy amigos y Sarmiento Reyes le daba a Juan Angulo Tinoco, joyas a consignación que llaman, o sea, que este solo las pagaba cuando las vendía”.
Un mes después del hallazgo del “descabezado” de Puerto Mocho, en el Aeropuerto de Soledad, (como se le decía al viejo aeropuerto de Barranquilla), Juan Angulo Tinoco, fue capturado por orden expresa de mi coronel Armando Torres Salgado, (quien años después seria mi jefe), llevando consigo unas joyas —avaluadas en 3 millones de pesos, que eran las mismas que días antes Sarmiento Reyes había venido a comercializar Barranquilla.
Desde ese momento Juan Angulo Tinoco se vio envuelto en el mas oscuro y tenebroso caso criminal, ocurrido en Barranquilla, como lo fue el sonado caso del “descabezado de Puerto Mocho”.
Una mujer a quien Juan Angulo le había obsequiado “una cadenita con un cristico” (por despecho, porque si me lo dijo mi coronel muchos años después), fue la encargada de alertar a las autoridades en el sentido que Juan Angulo tenia las joyas que le habían robado al descabezado y que además se disponía a viajar a Panamá, para negociarlas. Ella llamó al comandante de la policía de ese entonces y le dijo: “Yo se quien robó las prendes del descabezado de Puerto Mocho, si quieren cogerlo váyanse al Aeropuerto, se llama Juan, lleva un maletín marrón y viaja hacia Panamá”
Hace algunos meses tratando de desentrañar la historia del ‘descabezado de Puerto Mocho’, uno de los homicidios que aún recuerdan muchos barranquilleros por su atrocidad, un viejo pescador de Las Flores, quien para entonces era un adolescente, describió cómo fue hallado el cadáver de Sarmiento Reyes.
“A ese fue un joyero le “mocharon” la cabeza y lo tiraron al agua. El cuerpo lo encontraron flotando donde estaban, las playas de Puerto Mocho en esa época. El descabezado era un señor de cuerpo gordo, moreno sin cabeza. Lo encontraron pescadores y trabajadores de Bocas de Ceniza. Ellos estaban haciendo mantenimiento de los vagones del Tajamar en uno de los vagones de la máquina lo trajeron hasta la entrada del barrio que en ese entonces solo tenía dos calles”.
Cuando el caso del ‘descabezado’ era la comidilla de la gente que en las esquinas, en sus casas, de oficinas, de buses y tiendas apareció una mujer luciendo “una cadenita y un cristico” diciendo que había aparecido la cabeza: “estaba sucia de barro y escondida entre unos matorrales, a unos cien metros del sitio donde inicialmente había sido encontrado el cuerpo”.
Los investigadores se asociaron con esa mujer y determinaron que Angulo Tinoco, no solo conocía a la víctima y había estado con ésta en varias oportunidades, sirviendo como mediador de negocios, sino que además estaba involucrado en el atroz crimen.
Para ese entonces el doctor Miguel Bolívar Acuña, quien fuera mi profesor de derecho penal, en la universidad libre, era el “nom plus ultra, el “liderman” del derecho penal. Cuando a una persona se acercaba al numero ganador en la lotería, pero no ganaba, los vendedores del mercado decían.”Eche, busca a Bolívar Acuña para que te lo paguen”. Tal vez esa seria la razón para que Juan Angulo, al verse pillado, con las manos en la masa, contratara los servicios del Dr. Bolívar.
Los familiares de Sarmiento Reyes, por su parte, no se quedaron atrás y contrataron los servicios del Dr. German Rosales Llanos, mejor dicho; “la horma de su zapato” El abogado mas astuto, inteligente y sagaz de todos cuantos podían existir en aquellos momentos. De manera que el “encuentro” era, como dicen por ahí, para “alquilar balcones”.
Eran los tiempos en que el profesor Bolívar Acuña, me estimulaba diciendo que estaba seguro que, yo, su mejor alumno, en el futuro, sería su emulo en los estrados judiciales. ¡Que va, como él no hay otro!.
La audiencia era para saber ¿quién mató y descabezó al joyero? se celebró en el sexto piso del Centro Cívico y fue tanta la afluencia de público que el Juez (no recuerdo ahora su nombre) ordenó hacer “boletas” para poder entrar “y se repartieron a las 8 de la mañana como si se tratara de una función de teatro. Al recinto ingresaron unas 400 personas, pero también quedaron bastantes por fuera.
El Dr. Bolívar Acuña, en magistral intervención, probó que una cosa era el robo de las joyas, y otra muy distinta era el muerto.”Las pruebas sirven para demostrar un delito de hurto, mas no para probar un homicidio”. Con un discurso brillante como pocas veces se ha visto en los estrados judiciales, Bolívar Acuña, fue destruyendo una por una todas y cada una de las pruebas expuestas por las autoridades y, especialmente por mi inolvidable: Dr. German Rosales Llanos, quien repito fue el mas acucioso de todos los abogados que he conocido en mi vida profesional.
Recuerdo que el Dr. Rosales para impresionar al jurado de conciencia mando a ampliar, donde “Escopel”, unas inmensas fotos donde aparecía el cuerpo del descabezado.
Pero, el profesor Miguel Bolívar Acuña, cada vez que el Dr. Rosales, atacaba, repuntaba alegando que, “se trataba de un crimen pasional, que correspondía por sus características a los que se cometen al calor de las bajas pasiones, porque a la victima le cercenaron el pene”.
Terminada la audiencia Juan Angulo Tinoco, como era de esperarse “con semejante defensa”, lo absolvieron de todos los cargos. La justicia nunca pudo encontrar responsables para el crimen del decapitado de Puerto Mocho”...
Conocido el veredicto unánime de los jueces Juan Angulo fue absuelto y, lloraba de la felicidad al igual que toda su familia que se encontraba allí respaldándolo.
Su vida transcurrió en forma mas o menos normal, un día duramos hablando como dos horas en “Presto” de la calle 72 ( esa es otra historia) hasta aquella tarde del día 9 de junio de 1993, cuando tres sujetos que se movilizaban en una “Toyota”, lo mataron al interior del salón de belleza “Special”, delante de su esposa Yira Rodríguez,.
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