¡NUNCA SE SUPO POR QUÈ MURIERON
VARIOS NIÑITOS EN EL PEDIÁTRICO!
*Fue un “fin de semana fatídico” sin embargo, el caso fue sepultado.
Raúl Mestre
Ayer cuando se adelantaba un gigantesco operativo con el apoyo de la Dijin, CTI y Fiscales anticorrupción para capturar a decenas de personas, entre ellas, funcionarios y ex funcionarios del Fosyga, del Ministerio de Protección Social de las EPS e incluso de Clínicas y hospitales en un escándalo que podría ser aún más grave que las del grupo Nule (por tratarse del uso indebido de los recursos para la salud), recordé que hace varios años, exactamente el domingo 7 de noviembre de 1999, el nombre del Hospital Pediátrico de Barranquilla, le dio la vuelta al mundo.
Ese día, más de seis niños murieron en “extrañas circunstancias” y, no me vengan ahora con “el cuento chino” de que disque “estamos investigando”. No señor. Eso fue hace doce años y (ya estamos en el 2011) y en Barranquilla nadie sabe por qué murieron aquellos niños. Además la investigación fue archivada.
En su momento, como siempre, los medios hicieron un escándalo. Algunos locutores abrían la bocaza, golpeaban los escritorios y se rasgaban las vestiduras. Recuerdo que, sonaban pitos, alarmas y sirenas, para informar “horrorizados” que seis niños habían muerto en el pediátrico en un solo día.
¡No salgo de mi asombro! Decía uno de ellos. A cada instante el asunto resulta mas repugnante y más grave “A escasa media hora de haber ingresado al Hospital Pediátrico de Barranquilla, la niña Angie Matute, de cinco días de nacida hizo un extraño paro cardiaco y murió.
Mas tarde, es decir, a las 9:15 pm., Otro locutor dijo: “Los hechos hablan por sí solos. Son tan terribles que son elocuentes. Miren esto: “Ana María Salas, otra niña de cuatro días de nacida y quien había llegado de Pivijai, Magdalena, también murió luego de un paro respiratorio”.
Los medios, como dije antes, “estaban alarmados” porque a la medianoche de ese mismo día, Caroline Jiménez, una niña que de sus 15 días de vida, llevaba 5 hospitalizada., tuvo una hemorragia cerebral, acompañada de meningitis y convulsiones que le arrebataron la vida.
“A la una de la mañana del lunes, la situación se repitió cuado Arturo Pimienta, una criatura de 24 días de nacida, a quien el oxígeno no le llegaba a su pequeño cerebro y la sangre se rehusaba a circular., murió en forma repentina.
30 minutos más tarde de aquel fatídico día, “el carro de la muerte” se detuvo con el fallecimiento del hijo de Rosa Suárez, un pequeño sin nombre que nació de 36 semanas con hidrocefalia severa y problemas respiratorios, un paro cardiorrespiratorio lo llevó a la muerte.
“Aquí los niños se nos mueren como pajaritos, aseguró entonces la pediatra jefe de neonatos del hospital, María Isabel Rago.
Al día siguiente, a través de un comunicado de prensa, el pediátrico informó que “una descarga eléctrica fue la que le ocasiono la muerte de los bebés mientras estos se encontraban en sus cunas artificiales”: La versión era que un cambio de voltaje ocasionó la muerte de los bebés.
Sin embargo el gerente de Electricaribe, de aquel entonces, dijo con cara de sorpresa, desde luego, que “ese fin de semana no hubo descargas eléctricas, ni cortes de luz en el área del hospital pediatrico”.
Las fiscalías 9 y 13, constataron que tanto las incubadoras como las instalaciones eléctricas del Pediátrico, se encontraban “en perfecto estado”. Igual dictamen dio una delegada de la Defensoría del Pueblo.
Mariela Miranda la madre de la pequeña Angie Melissa Matutes, dijo: como nadie en el hospital le dio la cara para darle una explicación, llevó la niña a Medicina Legal, para que le dictaminaran la causa del deceso; porque la niña presentaba “algunas cortadas en el cuello”, pero aquello no se investigó, ni se supo qué fue lo que pasó ese fin de semana en el hospital.
Rosa Suárez, por su parte, nunca pudo conocer el rostro de su hijo y hoy tampoco sabe dónde está enterrado. El bebé fue remitido de urgencia desde un centro médico hasta el Hospital Pediátrico por dificultades respiratorias. Ni siquiera le dieron tiempo a Rosa de decir cómo quería llamar a su pequeño por eso aparece en el acta de defunción simplemente como el hijo de Rosa Suárez.
Doce años después de aquellos hechos, ya nadie en Barranquilla, recuerda el caso del pediátrico. Y, obviamente, nunca nadie supo de qué murieron los niños. Una enfermera, rubia, divina, deja ver una tanga roja debajo del blanco pantalón del uniforme, no quiso hablar de lo ocurrido aquella semana en el pediátrico: ¡Eche! –Me dijo torciendo la boca- ¡A ti si se te gusta remover vainas viejas!¿eh? ¡Deje así.! ¡No sea sapo!