“AQUÍ NO SE NECESITA UN
ALCALDE SINO UN CHERIFF”
El caso del magistrado que tiraron de un avión, cuando venia de Bogotá para dictar una conferencia.
Raúl Mestre
En aquellos días, nadie en Barranquilla, podía imaginar que ese personaje que en ocasiones andaba con un jeans desteñido, unos tenis deportivo, unas gafas oscuras, una boina y un caminar todo “aguajero” era el nuevo magistrado del Tribunal Superior del Atlántico. Pepe, parecía más bien un cantante de música moderna o uno de esos “bacanes” de los años 70. Pero resulta que José María torres Vergara, conocido desde niño como ‘Pepe Torres”, era un intelectual en todo el sentido de la palabra, que deleitaba con su vocabulario fluido no solo a sus alumnos en la Universidad Externado de Colombia, donde era un rey, sino a todos aquellos que lo rodeábamos para escuchar sus cuentos. Pepe según decía el Dr. Hinostroza Forero, “con esas salidas tan geniales era un showman, un superdotado.
El derecho para Pepe era una pasión, y con su inteligencia casi sobrenatural, era capaz de sacar de su imaginación las cosas más sorprendentes. Como cuando con una pieza magistral de siquiatría se apartó del concepto del siquiatra Carol Rumie y declaro que Juan senior, el joven que asesinó a sus padres, no podía ser imputable (como lo decía el siquiatra) y lo declaró inimputable. Para Pepe ayudarme a hacer mi tesis de grado, fue una diversión, “La Inimputabilidad”. Lo recuerdo que en diciembre de 1982, cuando le dije que no me podía graduar; porque Luis Felipe Velazquez, el presidente de tesis de la Universidad Libre, había objetado la tesis, soltó una carcajada y en una hojita de papel en blanco “puso los puntos sobre las ies” y días después con esa tesis me gradúe y ha sido (modestia aparte) una de las mejores obras que se conocen sobre el tema. Una amiga común decía que Pepe estaba loco, porque le recitaba poemas en italiano, alemán, ruso (hablaba 7 idiomas
Los domingos yo iba a buscarlo a su apartamento y siempre salía de allí con una idea metida entre ceja y ceja: llegar a ser un abogado como Pepe. Quería ser un “fuera de serie” pero ese sueño solo llegó hasta el día 4 de junio de 1986 cuando a Pepe, uno de los hombres mas brillantes de esta región, lo tiraron de un avión cuando venia de Bogotá para dictar una conferencia en Barranquilla
No imaginaba yo, el día anterior (cuando Pepe me anuncio que venia para Barranquilla “La ciudad que no necesita un alcalde sino un “sheriff” que seria la ultima vez que hablaba con ese personaje inolvidable. Una pelea con un controlador de vuelo de Avianca le produjo la muerte Pepe había llegado al aeropuerto El Dorado para abordar el vuelo 538 que lo llevaría a su natal Barranquilla.
Pasado de tragos, Torres se sentó en una silla que no le correspondía y fue retirado por el dueño del tiquete. Tras un cruce de palabras, Pepe se pasó a otra silla, que tampoco era la suya, y se quedó dormido.
Pero su sueño duró poco. El supervisor de vuelo de Avianca Luis López llegó hasta donde se encontraba el profesor, lo despertó y después del cruce de palabras fuertes le dijo que no lo llevaría en el avión en las condiciones en que se encontraba.
Palabras soeces se escucharon de lado y lado hasta que, a empellones, López sacó al profesor hasta la puerta de la aeronave y lo empujó por el gusano de acceso con tan mala suerte que el pasajero cayó a la pista.
El avión partió a los pocos minutos sin que a su tripulación le importara que el profesor Torres había quedado tirado en el suelo por donde pasaban los aviones del aeropuerto internacional y con el cráneo fracturado.
Tras la partida del avión, la Policía Aeroportuaria fue avisada del suceso, recogió al profesor y lo trasladó de urgencia a la clínica de la Caja Nacional de Previsión. Allí permaneció Torres sólo cuatro días, hasta su muerte.
El proceso por la muerte de Pepe termino con un acuerdo mediante el cual las partes arreglaron en forma extrajudicial según los presupuestos de validez, consagrados en la ley (artículos 2469 y s.s. del Código Civil y 340 y s.s. del Código de Procedimiento Civil).
En este caso Helena Molano Oliver, Juan José Torres Molano, ( el hijo de Pepe) Ana Lucila Vergara González, Eduardo Torres Echeverría y Maritza Esther, Vilma María y Freddy Martín Torres Vergara quienes demostraron interés jurídico dentro del proceso de reparación directa adelantado con ocasión del insuceso ocurrido el 4 de junio de 1986 y que produjo el fallecimiento del señor José María Torres Vergara, recibieron de la empresa Aerovías Nacionales de Colombia S.A. - AVIANCA - entidad declarada solidariamente responsable según sentencia de la sección tercera del Consejo de Estado del 18 de junio de 1998 esta debei a pagar a los demandantes la suma de doscientos treinta y cuatro millones novecientos noventa y siete mil ochocientos cincuenta y tres pesos ($234.997.853) a título de indemnización por la totalidad de los perjuicios morales y materiales causados por la muerte de José María Torres Vergara.