¡ATERRADOS SE ARROJABAN
HASTA IMPACTAR EN EL PISO!
**Todos sabían que iban a morir
Raúl Mestre
Viendo ayer en todos los medios de comunicación, el gran despliegue que le dieron al aniversario de la caída del World Trade Center, el gran complejo arquitectónico construido en el corazón del distrito financiero de Nueva York, recordé que ese día (11 de septiembre) , yo estaba en la calle 72 de Barranquilla, comiéndome un helado con un hermano que me había llamado para preguntarme: ¿Que le vas a regalar el 12 de septiembre a nuestra madre, quien ese día celebra su cumpleaños, y para entonces vivía en los estados unidos.
Disfrutábamos de una conversación agradable sobre el regalo que le daríamos a la vieja y sobre lo que es la vida en los Estados Unidos, cuando de pronto una de las meseras que me conoce desde hace mucho tiempo, se me acerca y me dice algo al oído. No le entendí muy bien, habla muy rápido. Le pido entonces que me explique y me dice que hay un gran incendio en el “World Trade Center”, de Nueva York; que un avión bimotor se estrelló contra la torre Norte y que el asunto es grave.
No obstante a que nunca he ido a los Estados Unidos, pensaba que sería algo similar a las cosas que diariamente pasan en Nueva York y en cualquier parte del mundo, o sea, descarrilamientos del metro, incendios en rascacielos, situaciones de rehenes, apagones, en fin, pero no se me ocurrió que fuera un ataque terrorista. Creo que más bien pensé que podía ser el acto de una persona que está mal de la cabeza, quizás un empleado despedido de alguna empresa con oficinas en ese edificio. Me levanté del puesto y me fui muy rápido para el interior de la cafetería y veo una cantidad de gente pegada a la televisión viendo las llamas que salen del edificio y veo que la destrucción es tremenda. El edificio era tan grande que habría absorbido al avión. A los 15 segundos me llama mi hermano y me dicen que un segundo avión se estrelló.
Ahí, si, ya no me quedaba duda de que fuera un ataque terrorista. Cuando mi hermano me dijo que el segundo avión impactó, no pensé que el ataque también se estaba efectuando fuera de Nueva York. De pronto veo por televisión, que las personas se están lanzando del edificio. Creo que si mi mama no hubiera vivido en Miami, sino en Nueva York, me habría quedado paralizado creyendo que el mundo se estaba acabando recuerdo que me quedé unos segundos congelado viendo cómo una persona se arrojaba desde una de las ventana del edificio y cae, cae, cae, hasta impactar en el piso.
Después veo a otras personas saltando al vacío. De inmediato comprendo aterrado que todos los que están en los pisos superiores van a morir. Creo que se me paró el corazón. Hice una video conferencia a los Estados Unidos con mi mama y lo primero que hizo fue preguntarme: ¿Cómo te parece el regalito que me dio el cabeza de trapo de Bin Laden? Luego le pregunté: ¿Qué cree usted que van a hacer las autoridades?, Me señaló por la cámara las llamas y me explicó: “Si los helicópteros se acercan al edificio explotarían”. Ahí es cuando comprendí que no había nada que hacer.