Raúl Mestre
La gente dice que ayer, un niño de escasos nueve años, salió por las calles del barrio San Roque, gritando que su tío “andaba con una jeringa infectada". Dicen que la mamá cuando lo oyó , lo regañó, lo cogió del brazo y lo mandó a entrar a la casa.
Desde la noche anterior los medios de comunicación, informaban que en el barrio San Roque se encontraba escondido, un hombre que “puyaba” a las mujeres; con una jeringa larga y gruesa”
Y fue precisamente allí, en las calles de San Roque, donde me dijeron que “el hombre de la jeringa”, es un joven de unos 25 años que había trabajado hasta hace pocos dias en el Hospital de Barranquilla y a quien llaman “El Pantera”.
Con nada más que “ esos rumores” hice el recorrido por las calles de San Roque, en busca del tal “Pantera ”. En el camino, el taxista que me llevó, esquivando los huecos de esas calles polvorientas me volvió a echar el cuento del niño de nueve años.
No había trascurrido 5 minutos cuando ya sabía dónde encontrar al niño de escasos nueve años que dijo que su tío andaba con "una jeringa infectada". “Ese pelao vive a media cuadra de acá, al lado de la tienda que se encuentra a mano derecha", me dijo una vecina. La tienda en cuestión está en la llamada Calle España, la avenida principal de San Roque.
Encontrè la casa, pero el pelao no estaba. Se fue a un café Internet a jugar “Nintendo“ me dijo su madre, quien además agrega: “No le pare bolas a lo que dice ese pelao. Es muy embustero”.
Diez minutos después la mujer se decide a contarme su historia. Ella es bumanguesa, pero tiene años de vivir en Barranquilla. Está casada con “Brayan”, un tipo “muy raro” de pelo enroscado, que juega con una jeringa de plástico mientras su mujer habla conmigo.
En medio del hermetismo Brayan, el esposo, se acerca y en voz baja me dice: "camine dos cuadras y voltee a la derecha, a cuadra y media va a ver una casa de dos pisos, la única de la calle. Ahí está el Pantera que es el bandido que usted anda buscando”.
A esa hora, casi las ocho de la noche, la Calle España, es un manicomio por donde deambulan locos, locas, en fin, motos, taxis, bici taxis, pero también peatones que regresan del trabajo.
Pasamos por una casa donde cuatro hombres jugaban domino; y en la mitad de la calle unos jóvenes pateaban una pelota. Al pasar por el Hospital, un lugar sin equipos, ni personal, ni condiciones de asepsia, vi a una señora quejándose porque “un hombre puyo a mi hija con una extraña jeringa” y en la urgencia, se fue la luz.
Estoy a cinco metros de la puerta de la casa de quien puede ser “el hombre de la jeringa”. Me acerco, pregunto si ahí vive “Pantera ” y una voz ronca me dice: "yo soy viejo man". No lo encontré ni asustado, ni escondido. Al contrario, estaba muy tranquilo en la puerta de la casa. Es trigueño y tiene una gorra puesta a medio lado, una camiseta del Barcelona que dice: “ Messi”, un pantalón bajo la cintura y unas sandalias “trespuntà”, recostado contra la puerta.
No tiene cara de malo, pero igual le pregunto: ¿ usted es el hombre que anda asustando a las mujeres con una jeringa?. "No se de qué me está hablando", dice y me cuenta que muy temprano en la mañana se encontró con un vecino que le dijo “Písate” que te andan buscando.
La gente que pasa por su casa lo saludan con cariño,(si fuera malo no lo saludaran) y un vecino le grita desde la otra esquina: "Pilas Pantera que te van a joder” ¿Qué? y responde con una seña que solo ellos entienden".
Me dice que se va a acostar, pero no lo dejo ir sin que me responda quién cree que en realidad sea el hombre que anda asustando a las mujeres en San Roque con una jeringa”?.
¡Eche!, ¿Quién mas? “El marido de la bumanguesa”, dice, mientras se reacomoda la gorra. Tras su respuesta entiendo muchas cosas. No tengo certeza alguna quien sea “el hombre de la jeringa”, pero puedo asegurar que “El Pantera ” no es.