¡Todo está en orden, gracias a Dios!
Raúl Mestre
Mucho antes que el doctor Juan Carlos Salamanca, dijera desde su casa en Buenos Aires, “que en algunas clínicas de Barranquilla, había una infección intrahospitalaria que se había vuelto resistente a los antibióticos”, ya en todas las esquinas de la ciudad, circulaban rumores, en el sentido que “más del 50% de las bacterias que se presentan en los hospitales y clínicas de la ciudad, eran resistentes a la meticilina, un antibiótico que reemplazó a la penicilina.
Además, la gente también decía que, un sábado en la tarde, un medico, que se estaba tomando unas cervezas en la esquina de la 70 con Olaya, había comentado “que una señora a quien se le bajó el azúcar, se desmayó, y en la clínica le aplicaron un suero “sin la antisepsia adecuada” y a los 2 días se le descubrió una neumonía y mas tarde murió porque nadie sabía cuál era el tratamiento para salvarla”.
Sin embargo, como uno no puede publicar lo que la gente dice en la calle, y menos ahora que la gente no andan en vueltas para poner “tutelas”, quise conocer mayores detalles sobre “El estafilococo” que al parecer es así como se llama la bacteria y me fui, cámara en mano, en busca de información. Pero, al llegar a una clínica, un médico grosero, ve, que raro, porque la mayoría que conozco son “unas madres”, y quien, -según su decir-, tiene “una basta experiencia en el tema”, apenas me vio y sin esperar que yo le preguntara nada, empezó a mover el índice de un lado para otro, diciendo: ¡Puros chismes “¡Puros chismes! “En esta clínica no se ha muerto nadie”! ¡Puros chismes¡ Todo está en orden, gracias a Dios y con mala cara, atribuía a “chismes”, todo lo que la gente decía en la calle, porque supuestamente todos, pero absolutamente todos, no saben nada de medicina y explico que “Las bacterias tienen más de 4.000 millones de años, llegaron al mundo primero que nosotros, entonces tienen más mecanismos para sobrevivir que nosotros. Cuando el hombre aplica un antibiótico, la bacteria dispara un mecanismo de resistencia, así que a medida que van saliendo los antibióticos, las bacterias van cambiando y mutando, de modo que a los infectólogos les resulta difícil detectar cuáles son los antibióticos adecuados para curar a los pacientes con infecciones mutantes”.
Al escuchar aquello, con cierta dosis de ironía, fingí haber entendido, (aun cuando por dentro estaba más “gringo” que Johns Hopkins). , sin embargo, pensé que eso no podía ser así. Todo no pueden ser chismes.
¿Entonces es por ignorancia que andan diciendo que los infectólogos no saben detectar cuáles son los antibióticos para curar a los pacientes con infecciones mutantes? Pregunté. “Claro. Llave, ¿Por qué mas? Dijo una vieja flaca y jorobada, quien desde años trabaja como aseadora en la clínica, pero ahora estaba amparándose bajo la sombra fresca de un palo de matarratòn, porque está cansada de tanto barrer y trapear. “¡Son puros chismes! Repetía, como una lora. No me resistí y, mirándola fijamente a los ojos le dije: “Señora por que en lugar de meterse en lo que no le importa, diciendo que lo de las bacterias son chismes, no colabora con la prensa? ¡”Eche, tu quieres que yo pierda mi chamba? ¡A mi importa mas mi sueldo que la salud de la gente”!