Raúl Mestre
Después de horas de inútil navegación por las telarañas de la Internet, sin encontrar un estudio serio; sobre los motivos que provocan tantos suicidios en Barranquilla, he llegado a pensar que la gente ya no se mata por amor, sino por razones económicas, por deudas, por malos negocios, en fin, por falta de plata.
Antes la gente solo se mataba por “una decepción amorosa” que llaman. El amor era un sentimiento tan lindo y a la vez tan intenso, que nadie lo sabía definir, ni medir, solo decían: “Siento las manos sudorosas, y el corazón a mil cuando veo a la mujer de mi vida”, pero, hoy a la gente le sudan las manos y el corazón late a mil es cuando piensan en “las culebras”.
El pasado viernes me correspondió confirmar eso. Eran las cuatro de la madrugada, yo dormía profundamente, de repente me despertó el timbre del teléfono-¿Quién es? Pregunte –“Yo, -me dijo un amigo que supuestamente estaba a punto de tomarse un veneno que compró para matar las ratas y suicidarse “porque las culebras no lo dejan dormir”.
“Quería hablar contigo, me dijo, antes de irme para siempre de este perro mundo.
-¿Cómo? ¿Qué te pasa? ¡Qué te pasa! Le pregunté.
–“No aguanto mas la presión y el terrorismo telefónico que me tienen “las culebras”, llave, me llaman a toda hora, no puedo comer, ni dormir, ni na ni na, me voy a matar” Respondió.
¿En serio? Volví a preguntar y me puse a pensar: “como cambiaron las cosas; en otros tiempos nadie se mataba por una miserable y rastrera culebra, salvo que lo matara la mordedura de una de esas “mapanà rabo largo” que salían en el barrio Olaya, y que para su veneno no había antídoto, pero los tiempos han cambiado y ya las culebras no se arrastran sino que andan en motos de alto cilindraje y recordé que a este amigo que ahora dice que se va a matar por “las culebras”, hace varios meses la mujer lo dejo por otro y no se mato, sino que se alegró porque tenía un compromiso menos!
Por eso los “manes” de ahora, no pintan en las esquinas “corazones flechados” con el nombre de la novia, ni se matan porque la mujer se vaya con otro, ahora pintan es una vulgaridad.
Yo no comparto que la sociedad me imponga un modo de vida; quiero ser yo el que elija mi propio modo de vida. Como decía Facundo Cabral “Bailo con mi música, no con la que me toquen.
Quiero levantarme todas las mañanas y tener a mi mujer conmigo, sana, hermosa, y cariñosa, aunque no tenga plata. Quiero que me mire mientras me besa y junto a sus caricias, me susurre al oído cuanto me ama, sin recordarme que el recibo de la luz vino con una tijera pintada, ni que vino el del agua, ni mucho menos me pregunte:¿ Cuando le vas a pagar los 7 millones que hace un año le debes a Lao Herrera?.
Algunos pensaran que vivo en una nube y que lo que planteo es una utopía. Puede ser. Pero, prefiero equivocarme diciéndolo que callar lo que siento.