* Las “prepagos” una solución.
Raúl Mestre
Por más que algunos señores digan que nunca han pagado por tener sexo, el hombre que pretende una buena mujer, siempre tiene que hacer una inversión; ya sea comprando un ramo de flores, contratando serenatas, o invitándola a comer en un buen restaurante. ¡Ningún hombre puede negar que para conquistar a su amada; tuvo que gastar!
Claro que son “empresas de alto riesgo” pues cuando se invierte en una “conquista amorosa” – dando caricias debajo de la mesa- nadie le garantiza al hombre que la mujer “le vaya a prestar el servicio que pretende” no es como cuando se va a un restaurante, que si no le traen el plato ordenado, o si “la comida está fría” o si carece de la calidad promocionada en el menú, el consumidor no paga la cuenta. ¡No señor, en materia de “conquistas”, no, eso es “clavo pasao”! ¿Qué puede hacer el consumidor, si la mujer luego de comer, tomar y bailar, simula tener “un fuerte dolor de cabeza”, coge su cartera y arranca?
El consumidor, en esos casos, ni siquiera puede pedir el reembolso del dinero y menos puede acudir al “defensor del consumidor”, porque este torciendo la boca le dice: “Señor por que en vez de estar con esos continuos e indefinidos “desembolsos en especie”, comprando ramos de flores, contratando serenatas, o invitándola a comer, no le habló claro y le hizo un único y generoso pago en efectivo?. (ojo que no estoy de acuerdo con eso) pero las damas que aceptan la “transacción comercial” recibiendo un pago “por el favor recibido” son tildadas como “prepagos” (algo similar a lo que antes llamaban prostitutas), o sea una palabra derivada del latín prostituere que significa 'exhibir para la venta, la verdad es que( pese a que no estoy de acuerdo) “las prepagos” son niñas que practican con orgullo 'el oficio más antiguo del mundo', ofreciendo experiencia, fingiendo orgasmos, bailando reguetón en tanga, en fin, diciéndole al cucho que lo hizo “súper bien” aunque lo haya hecho súper mal y sin ningún compromiso, es decir, a “las prepagos” no hay que afiliarlas a ningún plan de salud, ni comprarles casa, ni carro, ni ropa, ni muchos menos darles un diario. Y lo mejor de esta “competencia abierta de mercados”, es que (pese a que no estoy de acuerdo) a partir de “las prepagos” el único beneficiado ha sido el consumidor; logró que las niñas de buena moral; accedieran “sin titubeos” al “sexo prematrimonial”, cosa que antes era un requisito innegociable.