Crónica del día
¡TAMPOCO ES QUE AQUÍ ANDEN
MATANDO EN TODAS LAS ESQUINAS!
*Hay travesuras, como en todas partes
Raúl Mestre
El que un estudiante costeño de una prestigiosa universidad de Bogotá, sea brutalmente asesinado por sus propios compañeros (solo porque sabe bailar salsa), no es comparable a que un loco en Barranquilla, se robe tres o cuatro metros de cable; o a que un raponero desempleado le arrebate a una señora una infeliz cartera. Sin embargo, para la prensa capitalina, que tanto gusta de hacer quedar mal a Barranquilla, la situación de inseguridad que supuestamente vivimos los barranquilleros, los tiene alarmados y “con los vellos de punta” ¡Vea usted!
Eso es lo que se llama ver “la paja en el ojo ajeno y no la viga que se tiene en el propio”. Yo no voy a decir que Barranquilla, sea un paraíso, ni mucho menos “el remanso de paz” que era hace algunos años, no señor, ni mas faltaba, pero tampoco es cierto que de la noche a la mañana, la Arenosa, se nos haya convertido como quieren hacernos creer algunos medios del interior del país, en un infierno donde en cada esquina hay un sicario y donde la gente no puede ni asomarse ala puerta de la calle. ¡Tampoco así, hermano!
Yo que me he recorrido Barranquilla de tramo a tramo en la noche y hasta en la madrugada nunca me ha pasado nada, ni he visto que a nadie le haya pasado nada. Los incidentes de robos han sido precisamente provocados por personas que no tienen la más minima precaución o sentido común para evitar esos robos que manchan el nombre de una ciudad tan bacana. Me da más miedo pasear a las doce del día por la plaza de Bolívar en Bogota, que sentarme a media noche a contar las estrellas frente a la iglesia de San José o pararme en una esquina de la zona cachacal.
La madre de un amigo que tiene años de vivir en Bogota, un día me contó, entre sollozos, cómo -ahora Octubre- su hijo, de 17 años, madrugó para la universidad, se lavó la cara, salió de la casa y nunca más volvió. "Dos semanas después el muchacho me llamó y me dijo que estaba en una casa de chapinero, pero que no me imaginaba las qué estaba pasando. Unos amigos lo habían prostituido y por ello lo oí triste y desilusionado. Me dijo que al otro día me contaba todo lo que le había pasado. Sin embargo, no he vuelto a saber de él".
Sin embargo, esos relatos no asustan a quienes dicen que Barranquilla, es una ciudad peligrosa.