viernes, 11 de noviembre de 2011

MUERE AL ENCONTRAR NOVIA

Raúl Mestre
Juan C Martínez, un hombre de 58 años, murió al encontrar a Sonia García, una damita que conoció hace 40 años en un baile de carnaval y a quien desde entonces no veía, ni sabia de su vida.
Pese a que de ella solo tenia un “un vago recuerdo”, porque ni siquiera conserva una foto, se le metió la “ventolera” de buscarla, y volver a vivir aquellos momentos de amor, sin tener en cuenta el traumático tránsito del tiempo.
Primero la buscó a través de facebook", enviándole mensajes diciéndole: "Solo quiero verte y hablarte. No te voy a recriminar nada”.
Como jamás tuvo respuesta, sus amigos cuentan que un día salio muy temprano a buscarla de “casa en casa”, recorriendo todos aquellos barrios donde la joven vivió cuando era una niña. Pero ella jamás apareció”
En alguna ocasión, unos amigos de la época, le dijeron que Sonia, había muerto, y muchos de sus amigos lo vieron buscando su lapida “de tumba en tumba” en todos los cementerios de Barranquilla. Pero ningún cementerio registraba su muerte.
Desesperado por lo infructuosa de su búsqueda, Juan, renunció al trabajo que tenia en una buena empresa de transportes, para emprender una “odisea amorosa” que suponía terminaría el domingo, porque hace un mes, una amiga de “la desaparecida”, le dio su número de cédula y con ello digitó la página www.fosyga.gov.co, y buscó el número de cédula de Sonia, y encontró que se encuentra afiliada al Régimen Subsidiado, estado Activo, desde abril de 2005 como Cabeza de Familia, .Con estos datos solicito la dirección de la afiliada y allí le dijeron que vivía en la carrera 7 No 23-29 barrio centro de soledad, por eso la mañana del domingo lo sorprendió despierto sentado en el borde de la cama, mordiendo la punta de la almohada, contando ansioso, las horas, que faltaban para que amaneciera. Suponía que ese domingo su “odisea” terminaría y tan pronto amaneció salio bajo un torrencial aguacero, hasta la dirección que le suministraron en busca de la mujer amada.
Al llegar al lugar indicado, o sea la casa ubicada en la carrera 7 No 23-29, alzó la mano y golpeó con los nudillos la puerta de madera.
Dentro de la casa, -cuenta una muchacha del servicio- Sonia, al escuchar el toque en la puerta, salió intempestivamente del baño, como “La Venus de Botticelli” mirando el reloj que marcaba las 4:00 de la mañana.
Mientras Juan, en la puerta, desesperado porque no le habían abierto, repitió el llamado. Después al escuchar los pasos de alguien que se acercaba caminando lentamente, el corazón se le aceleró. Sintió la mano que rozó la madera para quitar el pasador y cuando la vio aparecer detrás de la puerta entreabierta, mirándolo con lástima, no pudo pedirle las explicaciones que ella debió darle hace 40 años y le sobrevino un infarto y cayó muerto, cerrando así y para siempre ese capitulo de su vida.