Con ocasión del “festival de Francisco el Hombre”, donde regresamos después de mucho tiempo, un amigo ( uno de esos pelaos de ahora) me preguntó: ¿El Gavilán Mayor existió?. Otro, mas acucioso, me preguntó: ¿Oiga llave quien era el Gavilán Mayor? Bueno, amigos míos, yo les puedo decir que Raúl Gómez Castrillón, (El Gavilán Mayor) si existió. Era un hombre bajito, delgado y moreno a quien conocí en la redacción de la LIBERTAD hace muchos años cuando andaba furioso buscando al periodista Arturo Donado. (Esa historia la contaré después) En aquellos momentos “la bonanza marimbera” estaba en su apogeo. Eran los tiempos en que los indígenas, andaban con una metralleta al hombro, deambulando por las calles de Riohacha y Maicao, a bordo de enormes camionetas Ranger.
Raúl Gómez Castrillón, en ese entonces tenia como 48 años, era natural de La Palma, un corregimiento de Riohacha, y murió (según me contó una madrugada en mi casa, “Pello Ron”, (Q.E.P.D.) cuando regresaba de cumplirle una promesa a Santa Teresa de Jesús, la patrona de La Palma. Raul fue asesinado en el “Arroyo de Mandinga”, a dos kilómetros de Tomarrazón, corregimiento de Riohacha.
El Gavilán Mayor, en su pasó por la vida dejó más de dos decenas de hijos, concebidos por sus muchas mujeres. Fue un hombre que se caracterizó por sus excentricidades. Era aficionado a las peleas de gallos, y recuerdo que en una ocasión apostó en la gallera “Pico de Oro” que quedaba en la calle 47 con la carrera 18 una fortuna. Fue además amigo personal de músicos y compositores vallenatos, tanto que Hernando Marín, fue quien compuso el paseo EL Gavilán Mayor , en el que le canta a sus excentridades y a sus mujeres. Era enamorado y galante, y disfrutó de muchas mujeres, pero creo que su preferida era Edelmira Ochoa, quien lo acompañó hasta el día de su muerte.
El Gavilán Mayor no murió, como hubiera querido, es decir, en una pelea “frente a frente”, sino que fue emboscado y no tuvo oportunidad de defenderse. Los autores de la muerte de “El Gavilán” lo esperaron apostados entre matorrales a lado y lado de la vía, donde lo acribillaron con tiros de fusil.
Dentro de las investigaciones por esa muerte, la policía llegó a la residencia de Ninfa Pinto y allí fueron repelidos a tiros por sus ocupantes. En esa ocasión la Policía retuvo a una persona y decomisó varias armas donde se presentó la balacera. Alli encontraron tres carabinas, cuatro escopetas y una granada de fragmentación. El enfrentamiento –según me cuentan otros amigos- duró treinta minutos.
El Gavilán durante los años ochenta se enfrentó en una guerra a muerte con Juan Pinto, otro caporal mayor de la Guajira, quien murió hace varios años. Raúl Gómez Castrillón era un hombre parco en sus palabras, con apariencia hostil y de pocos amigos, pero eso sí, parrandero y mujeriego como ningún otro. Era el segundo entre ocho hermanos, era descendiente de una familia campesina, extremadamente pobre y muchas veces, de niño, debió acostarse sin comer.
Por allá en 1974 cuando se inició en el mundo de los negocios, en La Guajira, a Raúl se le conoció como El Gavilán Mayor, porque “el gavilán que no caza, sino que siempre está pendiente de su grupo”.
Trabajó desde niño y cuando logró encarrilarse en la vida obtuvo un trabajo como ayudante de un vehículo transportador de carga. Después logró acomodarse como acarreador de productos agrícolas. Pero su bonanza vino después, cuando con plata prestada empezó la a negociar. Los Gómez y los Castillón fueron los dueños de las tierras de La Palma, corregimiento de Riohacha. La ultima vez que me vi con El Gavilán tenía un negocio de gasolineras en Riohacha.
Sus fiestas, eran por lo alto. Por ejemplo, en una de sus residencias construyó una pista de baile donde fácilmente podían bailar mil parejas al ritmo vallenato, degustar los más finos licores escoceses y franceses (El Old Par, era su favorito).
Eran días y noches ininterrumpidos que transcurrían en medio de gran algarabía, con cantantes como Jorge Oñate, Poncho y Emilianito Zuleta y sobre todo Diomedes Díaz eran sus amigos entrañables.
La canción El Gavilán Mayor es un retrato de Gómez: Yo soy allá en mi tierra el enamorador, soy buen amigo y valiente también, porque soy de las hembras conquistador.
En la década de 1980 se inició la guerra entre el Gavilán y Juan Pinto, otro personaje legendario de La Guajira, quien murió hace varios años, por líos de faldas. Sin embargo, contrario a la leyenda, El Gavilán era un hombre que amaba la paz. En muchas oportunidades buscó la forma de arreglar pacíficamente los problemas pero el torbellino de la violencia no lo dejó escapar.
Su apogeo lo tuvo a partir del año 75 y duró hasta el 84 cuando los altos costos de la guerra familiar marcaron su ocaso.