viernes, 25 de mayo de 2012


LA RADIO EN LOS TIEMPOS
EN QUE NO HABIA GUERRA
“Con dos  puñaladas basta”. ¡Carajo…!
Raúl Mestre
Cuando Barranquilla era un remanso de paz, las primeras voces de la radio, según los viejos barranquilleros,  fueron las de   Juan Eugenio Cañavera, y Tomás Emilio Alba. Pero  después surgieron locutores como  Marcos Pérez, Edgar Perea, Tomás Barraza Manotas, Efraín Peñate Rodríguez, Carlos Fernández Garay, Cécil Alfonso Pardo, Álvaro Ruíz Hernández, Félix Chacuto, en fin, muchos  otros (que al igual que  Napoleón Perea y  Meporto en Cartagena), eran unos “sobrados de la radio”. Claro que cada cual tenía un estilo propio: Gustavo Castillo, por ejemplo, al mencionar al  Negro Adán, decía: “¡Amigo Mío!”   y si nombraba a     Rafael  Figueroa,   “Ralphy 100”,  también  decía: “¡Amigo Mío!” En aquel entonces  también popularizó dichos como:  “Ni hablar del peluquín, doña Julia” y como era “mamador de gallo”,   tenia una propaganda que decía:  ¿Sabe por qué a su novia le gusta tocárselo?... porque ‘Tarde o temprano, su radio será un Phillips y Murcia se lo vende en la calle de Jesús’.  Marcos Pérez, quien estaba “mamado”  de: “Murcia se lo vende en la calle de Jesús’,   un día lo fregó: “Su equipo de sonido, “¡Glottman, se lo fía!”.Otra anécdota  de Marcos  Pérez, fue  cuando  un político local,  no fue nombrado en un puesto; “porque  el Dr. Jaime Held, descubrió que  tenía dos procesos penales en curso”, entonces Marcos Pérez,  preguntó: ¡Aja! Jaime, ¿Entonces cuantos procesos se necesitan?
De no olvidar el  día  que  un cachaco  de saco oscuro, pañuelo blanco y paraguas negro, que tertuliaba en un café del centro  de Bogotá, vio en televisión  que  Edwin Tuiran Ruiz,  presentaba “en vivo y  en directo, “ala”,  al gran locutor costeño, Marcos Pérez, quien fue invitado para que  transmitiera por televisión, una pelea de Pambelé. Como  el combate ya iba a empezar y no había tiempo para protocolos, Don Marcos, tomo el micrófono y dijo: “Bueno ya va a ha comenzar la pelea, en la esquina azul, está Antonio cervantes, kid Pambelé, en la roja, Chan King lee y el arbitro  es  Chokus Tklava,  que en español significa: José Pérez”  La gente se quedó muda. Los barranquilleros no nos sorprendíamos con esas ocurrencias, porque  Marcos Pérez, nos tenia acostumbrados. Cuando  el “Tomas Arrieta” se llenaba de “bote en bote”  y por  el Caribe pasaba  el terrible “Huracán Betsi” ,  una tarde gris,  hubo un partido entre el Willard y el Astilleros Magdalena, a cuyo octavo bate; Eusebio Mercado,   no bateaba ni con una tabla. Pero, esa tarde “Pellejito”, como le decían,  pegó un “triple”, un “tubey”  y hasta un “Jonrón”. En el octavo episodio cuando “Pellejito Mercado”,   venia a batear, Marcos Pérez, se lo quedó mirando, tomó el micrófono y  dijo “Ahora,  el turno  al bate  le corresponde  a Eusebio Mercado “El Huracán Betsi”
En mis tiempos de universidad en Bogotá, cuando la gente se reía de un Graffiti que decía: "El dolor quedó atrás: Atentamente: “Un gay”, recordaba  a otros locutores costeños como  Cécil Alfonso Pardo, un personaje dicharachero quien con su muy peculiar manera de locutar, un día  mientras  informaba que  una meretriz fue asesinada “de once puñaladas”… hizo una pausa y dijo: “¡Hombe, con dos basta”…!”, Así con ese  estilo desabrochado, directo, campechano,  también hacia sus propagandas ¿No recuerdan  aquella de  La Crema de afeitar Mennen?  ¡Caballero: hágasela suave y placenteramente…  untándose  Crema de afeitar Mennen” Otra cuña  famosa de Cecil,  fue la de palillos para dientes “El Pingüino” :  Señorita: “Si  su mama se mete el dedo, y su hermana también... No haga usted lo mismo. Use palillos para dientes “El Pingüino”. 
Seria infinito habla de los buenos locutores que ha tenido Barranquilla. Andrés Salcedo,  quien narraba el fútbol con palabras rebuscadas y metáforas de tipo literario. El Campeón Edgar Perea, Sin duda uno de los narradores de Colombia y quien Cuando  estaba en su apogeo un día furioso dijo al aire qué tanto se las tira Juan Gossain, por que  no averiguan porque lo botaron del espectador, Gossain quien iba en su carro al escuchar aquello montó en cólera dio media vuelta y se fue directa hasta donde estaba Perea  transmitiendo se remangó las mangas de la camisa y entró enfurecido a la cabina donde estaba Perea quien al verlo me dicen que se puso mas blanco que el mono Raúl correa y solo alcanzó a decir aquí en el estudio tenemos al mejor escritor vivo que hay  en Colombia don Juan Gossain. Yo no he venido a eso solo quiero que usted diga al aire por que fue que me botaron del espectador No Juancho, mi hermano que te vas a poner un hombre de tu altura a pelear con esos cachacos  chichipatos. Efraín Peñate Rodríguez, Tomás Barraza Manotas,  cuyo eslogan era: ¡Tranquilos, que el equipo gana!  Carlos Fernández Garay, quien    en los carnavales trasmitía desde el Paseo de Bolívar, y decía: “¡Bando, bando, bando, la que no la haya “dado”, que lo vaya dando!”   También me acuerdo de los programas de Álvaro Ruíz Hernández,  quien  hacia “Guerra al crimen” y otros programas de terror  ¿Señorita, no le da miedo andar solita a esta hora y en un lugar tan obscuro? - ¡Ahora no, pero cuando estaba viva si”.  También me acuerdo de Sansón Vellojín, y el Radio Teatro de la  Voz de la Patria,  donde conocí a el maestro Rubén Alonso, Estercita Forero, Félix Chacuto,  quien   como era  decorador en  Almacenes “Lindo Pie”,  Edgardo Pereira y El Vivero, los pelaos le “mamaban gallo” y el siempre decía: “Siguen siendo indios, solo que ahora le  cambiaron las flechas por las piedras”. Bueno, eso por lo lados de Barranquilla, pero, Cartagena, no se quedaba atrás: ¿Recuerdan a Napoleón Perea?, el hombre que en las transmisiones de beisbol, decía: "La bola pica y se extiende", "A eso no le llega nadie", Meporto"  quien conocía tanto de cine, como de música, psicología o literatura, sin pero que era “un cañeador” de altos quilates,  en una en una transmisión  aludió a “La espada de Aristóteles”. Obviamente, al día siguiente; Chelo de Castro,  en su columna,  le aclaró que  no era “La espada de Aristóteles”  sino   “La espada de Damocles”  Pero, Meporto, para no quedar en ridículo, respondió:   ¿Chelo, no sabe que   todos esos griegos cargaban espada?”.