domingo, 20 de mayo de 2012


¡MUERTOS  QUE  PERSIGUEN  Y
 CASTIGAN    A SUS ASESINOS!
El crimen de la  senadora Martha Catalina Daniels

Raúl Mestre

No creo que  sea un simple pálpito, sino que, sin duda, ni  en el  Infierno dantesco  de Dante  Alighieri “,  se concibe  un  cuadro más espeluznante que aquel espectáculo de horror con el que Colombia despertó  el sábado 2 de marzo del 2002, cuando la  congresista Martha Catalina Daniels, apareció muerta  en el fondo de un barranco a 60 kilómetros de la capital de la república,  con un  “tiro  de gracia en la nuca”. Ese crimen en criterio de quienes la conocieron; rebasaba  la más insondable de todas las infamias.  
Un mes y medio antes de ser asesinada, la mañana sorprendió a la senadora Martha Catalina Daniels, despierta sentada en el borde la de la cama mordiendo la punta de la almohada   hasta que el día  aclaró  y  corriendo tomó  el teléfono y  llamó por  a su hija mayor, Liliana Sánchez Daniels, quien se encontraba  en el exterior, y le dijo que temía por su seguridad y que si llegaba a pasarle algo, le había dejado escrita  una carta donde entre otras cosas le decía: "Estoy decepcionada de mi hermana Sandra Lucrecia. Ella se quiere quedar con el dinero...." La carta fue guardada por  Martha, en un libro que Liliana conocía, y que se encontraba en la habitación del apartamento que  la familia  tenia en Bogotá
El lunes 25 de febrero, nuevamente Liliana recibió una llamada de su madre, en ésta oportunidad  le decía que ya todo estaba bien, que podía estar tranquila, y que lo que había motivado su carta, eran chismes y consejos de personas que pretendían ponerla en contra de su familia. Liliana, respiró tranquila,  dijo  que su tia era la confidente de su mamá y que la quería  como una madre porque , prácticamente fue criada por ella. Pero el sábado 2 de marzo del 2002 cuando la congresista fue  asesinada junto con su chofer Carlos Lozano y su amiga Ana María, un fiscal vio la noticia y guardó silencio, guardó la carta que encontró  en un libro  que se encontraba en la habitación que  la victima    tenia en Bogotá, guardó una foto y  también guardó una manojo de documentos, bajo llave  en la gaveta de su escritorio. Ese fiscal  tenía serios indicios contra Sandra Lucrecia Daniels. Indicios   que no solo  podrían vincularla como   autoría intelectual del crimen de su hermana,  sino como cabeza de una organización criminal.  
Martha Catalina, mas que por congresista ,  era conocida por los problemas de su marido  Luis Hernando Rodríguez, quien , fue acusado por la Fiscalía de ser el principal responsable de la malversación de más de 10.000 millones de pesos del Fondo de Pasivo Social de Col puertos  (Foncolpuertos) de manera que al aparecer asesinada,  Sandra Lucrecia Daniels, su hermanita,  creía que por ahí iba la fiscalía  a enrumbar la  investigación, y que  los crímenes de Martha Catalina,  Carlos Lozano y su amiga Ana María  se iban a quedar ocultos. Pero le salió el tiro por la culata; olvidó que los muertos  persiguen a sus asesinos y no descansan  hasta que no los castigan:   La carta hallada  por el fiscal en la casa de la senadora asesinada,  no solo demostraba que existían   graves diferencias entre Sandra Lucrecia Daniels y Martha Catalina,  sino que Sandra Lucrecia Daniels  había  planeado  el crimen para apoderarse de una gruesa suma de dinero. “Esa mujer no es un ser humano”, alcanzó a decir  el portero del edificio donde vivía la congresista    al enterarse  que Sandra Lucrecia Daniels había mandado a matar a su propia  hermana.
Hoy, después de 10 años, cuando ya nadie se acuerda de ese crimen, pienso que razón tenia  Dante Alighieri “,  cuando  llamó comedia  a  su obra maestra.  ¿Por qué comedia?,  porque  de acuerdo con el esquema clásico,  aquello no podía ser una tragedia, ya que su final era feliz, como feliz fue la conclusión de este caso. Sandra Lucrecia Daniels, la hermana de la víctima, fue condenada  a 38 años de prisión y el Tribunal Superior de Cundinamarca en magistral providencia confirmó  la condena. Los magistrados dieron pleno respaldo a las pruebas que presentó la Fiscalía,  y obviamente a   la carta de la extinta senadora, la  cual  demostraba que en algunas ocasiones  los muertos  persiguen a sus asesinos y no descansan  hasta que no los castigan”