¡MUERTOS QUE PERSIGUEN Y
CASTIGAN
A SUS ASESINOS!
El crimen de la senadora Martha Catalina Daniels
Raúl Mestre
No
creo que sea un simple pálpito, sino que,
sin duda, ni en el Infierno dantesco de Dante Alighieri “, se concibe un
cuadro más espeluznante que aquel espectáculo de horror con el que
Colombia despertó el sábado 2 de marzo del 2002, cuando la congresista
Martha Catalina Daniels, apareció muerta en el fondo de un barranco a 60 kilómetros de la
capital de la república, con un “tiro
de gracia en la nuca”. Ese crimen en criterio de quienes la conocieron; rebasaba la más insondable de todas las infamias.
Un mes y
medio antes de ser asesinada, la mañana sorprendió a la senadora Martha Catalina Daniels, despierta
sentada en el borde la de la cama mordiendo la punta de la almohada hasta
que el día aclaró y
corriendo tomó el teléfono y llamó por a su hija mayor, Liliana Sánchez Daniels,
quien se encontraba en el exterior, y le
dijo que temía por su seguridad y que si llegaba a pasarle algo, le había dejado
escrita una carta donde entre otras
cosas le decía: "Estoy decepcionada de mi hermana Sandra Lucrecia. Ella se
quiere quedar con el dinero...." La carta fue guardada por Martha, en un libro que Liliana conocía, y
que se encontraba en la habitación del apartamento que la familia tenia en Bogotá
El lunes 25
de febrero, nuevamente Liliana recibió una llamada de su madre, en ésta
oportunidad le decía que ya todo estaba
bien, que podía estar tranquila, y que lo que había motivado su carta, eran
chismes y consejos de personas que pretendían ponerla en contra de su familia.
Liliana, respiró tranquila, dijo que su tia era la confidente de su mamá y que
la quería como una madre porque ,
prácticamente fue criada por ella. Pero el sábado 2 de marzo del 2002 cuando
la congresista fue
asesinada junto con su chofer Carlos Lozano y su amiga Ana María, un
fiscal vio la noticia y guardó silencio, guardó la carta que encontró en un
libro que se encontraba en la habitación
que la victima tenia en Bogotá, guardó una foto
y también guardó una manojo de documentos,
bajo llave en la gaveta de su
escritorio. Ese fiscal tenía serios indicios contra Sandra Lucrecia
Daniels. Indicios que no solo
podrían vincularla como autoría intelectual del crimen de su
hermana, sino como cabeza de una
organización criminal.
Martha
Catalina, mas que por congresista , era
conocida por los problemas de su marido
Luis Hernando Rodríguez, quien , fue acusado por la Fiscalía de ser el
principal responsable de la malversación de más de 10.000 millones de pesos del
Fondo de Pasivo Social de Col puertos (Foncolpuertos)
de manera que al aparecer asesinada, Sandra Lucrecia
Daniels, su hermanita, creía que por ahí iba la fiscalía a enrumbar la investigación, y que los crímenes de Martha Catalina, Carlos Lozano
y su amiga Ana María se iban a quedar ocultos. Pero le salió el tiro
por la culata; olvidó que “los
muertos persiguen a sus asesinos y no
descansan hasta que no los castigan: La carta hallada por el fiscal en la casa de la senadora
asesinada, no solo demostraba que
existían graves diferencias entre Sandra Lucrecia Daniels y Martha Catalina, sino que Sandra Lucrecia Daniels había
planeado el crimen para apoderarse
de una gruesa suma de dinero.
“Esa mujer no es un ser humano”, alcanzó a decir el portero del edificio donde vivía la
congresista al enterarse que Sandra Lucrecia Daniels había mandado a matar a su propia hermana.
Hoy, después de 10 años, cuando ya nadie se
acuerda de ese crimen, pienso que razón tenia Dante Alighieri “, cuando llamó comedia a su obra maestra. ¿Por
qué comedia?, porque de acuerdo
con el esquema clásico, aquello no podía
ser una tragedia, ya
que su final era feliz, como feliz fue la conclusión de este caso. Sandra Lucrecia Daniels, la
hermana de la víctima, fue condenada a 38 años de prisión y el Tribunal Superior de
Cundinamarca en magistral providencia confirmó la condena. Los magistrados dieron
pleno respaldo a las pruebas que presentó la Fiscalía, y obviamente a la carta de la extinta senadora, la cual demostraba
que en algunas ocasiones “los muertos
persiguen a sus asesinos y no descansan
hasta que no los castigan”