LA MASACRE EN EL DINERS CLUB: CELADOR SE
HIZO
EL
MUERTO, Y DIO PISTAS SOBRE LOS
CRIMINALES
Una
de las peores tragedias ocurridas en este país
Raúl Mestre
Desde hacía mucho tiempo quería
escribir sobre aquella masacre ocurrida
el 3 de diciembre de 1984 en el Diners
Club de Cali. El escalofriante hecho
ocurrió exactamente en el edificio Otero, en pleno
corazón de la sultana del Valle. Fue una
de las peores tragedias ocurridas en este país. Sin embargo fue un hecho que se
olvidó rápidamente. Recuerdo que aquel día desde las 7:30 y hasta la
medianoche, el edificio ubicado en la esquina de la calle 12 con carrera
quinta, en la Plaza de Cayzedo, vivió un ritual de sangre en el que nueve
mujeres y dos hombres fueron asesinados a puñal y bala, y cinco personas más
sobrevivieron a ese horror.
En los dos días siguientes al
crimen fueron capturados Luis James Rodríguez, de 18 años, y Jaime Serrano
Santibáñez, de 21, quien hasta un mes antes había sido vigilante del lugar y
excompañero de las víctima Nunca se logró ubicar a Francisco Antonio Ruiz, o
'Frank', de 23 años, el tercer implicado, de quien años después saldría la
versión, nunca confirmada, de que habría muerto.
"En esos días la prensa se
centró en los dos personajes capturados. Jaime era un joven de tez morena, ojos
verdes, algo desafiante y cínico. Y James era un muchacho de apenas 18 años. Se
les condenó a 30 años, de los que por trabajo, estudio y buen comportamiento,
pagaron apenas algo más de la mitad.
Se concluyó que el móvil del
crimen había sido el hurto -un millón de
pesos- y cierto deseo de venganza. Tantos años después aun por mi cabeza dan vueltas las imágenes, los rostros
de las mujeres y el ritual de sangre que se vivió aquel día. Jaime Serrano
santibaňez ex vigilante de 21 años de edad, que habia perdido su trabajo hacia
un mes con la empresa Wackenhaut, dirigió la banda de cuatro hombres que asaltó
las oficinas de Diners Club en Cali Valle colombia, y en un ritual de muerte
que duró cuatro horas asesinó a bala y cuchillo a nueve personas e hirió a
cinco más. Tras ultimar a siete mujeres y dos hombres, Jaime Serrano, cabecilla
de la banda, dejó una misteriosa inscripción en una de las paredes: “Lo siento
Lalo, es el desquite. La próxima vez debes colaborarnos como lo hiciste la
primera vez”. La Policía capturó a Serrano, James Rodríguez y Francisco Ruiz.
Aquella noche los empleados se
habían quedado después de la jornada laboral para adornar la oficina con
motivos navideños. Era un tres de diciembre de 1984, y ya se estaban haciendo
los preparativos para el alumbrado de la noche de las velitas. Eso lo sabía
Jaime Serrano Santibáñez, pues había trabajado allí. Querían terminar el año
con plata en el bolsillo, y conocían bien el movimiento de caja del Diners Club
en el edificio Otero de Cali. Fue una noche horrenda. Sin compasión alguna
Jaime Serrano Santibañez, Luis Jamer Rodríguez Díaz, y Francisco Antonio Ruíz
Gómez agredieron a 14 indefensas personas. Nueve de ellos murieron a bala y
cuchillo.
Cuando ya el acto estaba
consumado, escaparon con un escaso botín. Uno de los celadores de la empresa
Wackenhaut se hizo el muerto, y fue quien dio pistas sobre los criminales. La
policía capturó a Serrano y a Rodríguez en sus casas al día siguiente.
El único que se logró evadir fue
Francisco Antonio Ruíz, alias Frank . El juicio a los capturados lo inició el
juez segundo Superior de Cali, José Hugo Valdés, con la intervención de Benhur
Buriticá como fiscal, y los abogados Diego Garcés y Francisco Ferreira como
parte penal y civil, respectivamente.
Procesalmente la justicia logró
su objetivo. Jaime Serrano y Luis Jamer Rodríguez fueron sentenciados a 30 años
de prisión. Francisco Antonio Ruíz fue juzgado como reo ausente, con una pena
similar. Al poco tiempo se difundió una noticia que para los familiares de las
víctimas sonó a contentillo: A Frank, el asesino ausente, lo mataron.Su cuerpo
jamás apareció. Cuatro familias de las víctimas entablaron demanda laboral
contra Diners quien solo le reconoció a cada familia 300 mil pesos y un seguro
de vida grupo por 572 mil pesos.
Los familiares de María Fernanda
Rivera, Rosina Sanclemente, Martha Liliana Iglesias, y Elizabeth Salazar, le
dieron poder al abogado Gustavo Ruíz Montoya, quien según Hernán Rivera, padre
de una de las niñas, por negligencia o por intereses particulares, les dejó
vencer el plazo para la demanda.
Fue tal la desilusión que dejó el
abogado Ruíz Montoya en las familias, que los afectados prefirieron dejar las
cosa así, y no pelear contra la corriente, pues según sostienen algunos
familiares, dizque por falta de pruebas , el abogado se puso a favor del Diners
y en contra de las niñas.
El proceso quedó en el olvido,
está en ceros, no hay demanda, no se supo la verdad del destino de Frank, no
hay nada. Y según Hernán Rivera, por la corrupción de abogados y jueces, la
justicia en Colombia está en nada. Rebajaron la pena Tunja Jaime Serrano
Santibáñez, está actualmente recluido en la Penitenciaría Nacional del Barne,
ubicada entre Tunja y Paipa en el municipio de Boyacá. Llegó allí hace ocho
años y tres meses remitido por el juez segundo superior de Cali, contando con
quinto año de primaria.
Actualmente adelanta décimo
grado. En el penal conoció a María Inés, una mujer con quien ha hecho vida
marital y con la que tiene un hijo de tres años nacido dentro del centro
penitenciario, y a quien bautizaron allí mismo con el nombre de Jaime Jr.
Por haber demostrado buena
conducta se le rebajaron dos años y dos meses de condena. Además se le está
gestionando ante la Dirección Nacional de Prisiones un permiso de 72 horas como
compensación a la sumisión y rehabilitación que ha demostrado, el cual podrá
disfrutar sin guardianes ni condiciones mientras no salga del país, con la
condición de que una vez se cumpla el plazo, debe volver a prisión.
Jaime Serrano Santibáñez y Luis
James Rodríguez, los asesinos de la masacre del Diners Club de Cali,
recuperaron la libertad en el 2002, habiendo asesinado a nueve personas.Casos
como estos, donde hay gente buena condenada de por vida y gente perversa
pagando condenas irrisorias, socavan la institucionalidad de un país que no
cree en su justicia El periodista Armando Galvis, quien aparece entre los
testimonios y cubrió para el diario El País esa masacre, dice que "en Cali
no se había presentado un hecho de esas características. Fue un reto
periodístico tratar de acercarse a las familias, tener la información oficial,
la declaración de algún sobreviviente".
Julio Romero fue el primer
reportero gráfico en el lugar. Trabajaba en Occidente, a media cuadra del sitio
y por eso fue el único medio escrito en registrar la masacre al día siguiente.
"De madrugada, el 4 de
diciembre, cambiamos todo el periódico, pero no publicamos imágenes tan crudas.
Otros medios nos pidieron material y las publicaron así. Por eso el 5 el
impacto en la ciudad fue terrible", dice.
Con más pausa, y sin la prisa que
exige la información periodística, años después, los escritores Osorio y
Valderrama, durante más de tres años, repasaron en archivos y entrevistaron a
familiares y sobrevivientes, para su libro 'La Mirada de los condenados', que
terminaron en el 2003.
Osorio refiere que los 2.000
ejemplares se agotaron, pero hizo falta una editora con 'músculo financiero'.
Al periodista lo sorprendió que
casi dos décadas después, la familia de una de las jóvenes mantuviera el cuarto
de ella intacto y con muchas de sus prendas.. Aunque sabe que para los
allegados de las víctimas, cada diciembre es un dolor terrible, al recordar
cuando sus seres queridos se quedaron unas horas más en la oficina para
adornarla con motivos navideños sin saber que serían asesinados de la forma más
cruel.
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